LA ÚLTIMA

Ultimátum a Mourinho

Lluís Mascaró

Aunque públicamente se quiera transmitir una imagen de serenidad, en los intestinos del Bernabéu hay muchas dudas. La derrota ante el Barça ha reabierto el debate en torno a la figura de Mourinho. E incluso ha empezado a cuestionarse el rendimiento de Cristiano Ronaldo. Los dos buques insignia de Florentino Pérez no han superado la gran prueba que representaba el clásico y ya se les señala como culpables de la nueva decepción que ha sufrido el madridismo.

La imposibilidad manifiesta de vencer al equipo de Guardiola ha generado enormes dudas en la capacidad del entrenador portugués para cambiar el ciclo futbolístico. Lo intentó la temporada pasada con su actitud prepotente y agresiva y falló. Lo está probando ahora con un perfil mediático bajo y también ha sido derrotado. Mourinho se está quedando sin argumentos y se agarra a las estadísticas para intentar sobrevivir hasta el 22 de abril, cuando se dispute el partido de la segunda vuelta en el Camp Nou.

Ayer, en la comida de Navidad con los medios de comunicación madrileños, Florentino volvió a defender a Mourinho: “Su contratación es una de mis mejores decisiones como presidente” (Paréntesis: ¡Imagínense cuál debe ser la peor!). Hizo un discurso de cara a la galería, sin el menor rastro de autocrítica, con el único objetivo de enardecer a los palmeros del nacionalmadridismo. Los mismos que justifican todo lo que hace el entrenador aunque eso les lleve al abismo. Pero Florentino dice una cosa y piensa otra muy diferente.

Es consciente de que se está agarrando a un clavo ardiendo y de que corre el serio riesgo de quemarse. Sabe que esta temporada no vale con ganar solo la Copa del Rey. El presidente ya ha asumido que deberá tomar una decisión drástica si los títulos importantes vuelve a conquistarlos el Barça. Mourinho, también. El portugués conoce el contenido del ultimátum: o gana Liga y/o Champions o ya puede buscarse equipo en la Premier.

Es evidente que Florentino Pérez se resistirá a ejecutar a Mourinho hasta el último segundo. Después de todo lo que ha hecho por su entrenador, después de defender lo indefendible, después de renunciar a todos los supuestos valores que representa el Madrid, no le destituirá hasta que no le quede otro remedio. Hasta que la afición saque pañuelos en el Bernabéu. Y pida la cabeza del técnico. Y la del presidente. Entonces, Florentino dejará caer a Mourinho. Aunque sea consciente de que después de Mourinho, para él, ya no habrá nada. Aunque sea consciente de que después de echar al entrenador tendrá que irse él.

El ultimátum a Mourinho también es un ultimátum a su proyecto deportivo y de club. Es un ultimátum al modelo faraónico que ha querido instaurar en el Madrid. Un modelo que está a punto de volver a fracasar. Florentino Pérez es tan culpable (o más) que el propio Mourinho de todos los males que azotan al club blanco. Un club que, más que nunca, malvive pendiente del marcador.