LA ÚLTIMA

Jugando con fuego

Lluís Mascaró

CLAVE 1. El próximo lunes, Leo Messi recibirá la Bota de Oro de la temporada 2011-2012. El legendario Luis Suárez será el encargado de entregarle el trofeo en la antigua Fàbrica Damm. Los 50 goles que logró el crack argentino la pasada campaña fueron un récord personal que, sin embargo, no sirvió para que el Barça ganara la Liga y la Champions. Messi es mucho Messi, muchísimo, pero un equipo es más que el mejor futbolista del mundo y de la historia. Un equipo necesita la insustituible aportación de Messi. Pero también necesita un funcionamiento preciso, exacto, como el de las grandes obras maestras de la relojería suiza. El Barça de Guardiola no funcionó la pasada temporada como una máquina perfecta. Y por eso no ganó los dos grandes títulos.

CLAVE 2. El Barça de Tito Vilanova es una evolución de ese Barça de Guardiola. Todavía no sabemos si mejor o peor. Pero diferente. Su arranque de campaña, sin embargo, resulta estadísticamente esperanzador. Líder en la Liga con 8 victorias y 1 empate (ante en el Madrid en el Camp Nou). Y líder en su grupo de la Champions con 3 victorias de 3 tras el triunfo logrado anoche frente al Celtic de Glasgow. Efectividad casi total. Aunque estos grandes resultados no han resuelto algunas incógnitas. Todos pensamos que el juego del equipo de Tito todavía está lejos del juego del mejor Barça. Que no fue, insisto, el de la pasada temporada. Pero Vilanova cuenta con la suerte de poder seguir edificando ese equipo perfecto sobre la base sólida de las victorias.

CLAVE 3. El triunfo ante el Celtic fue agónico. La victoria número 100 del Barça en la Champions no llegó hasta el minuto 94. Y tuvo que ser Jordi Alba quien culminara la épica. El equipo blaugrana está poniendo a prueba los corazones de todos los culés en los dos últimos partidos. Tanto el Depor (4-5) como el Celtic (2-1) han estado a punto de provocar sendos disgustos al conjunto de Vilanova, que parece estar jugando con fuego. Por cierto: el técnico apostó definitivamente por Bartra como central. El chaval brilló. El que no lo pudo hacer fue Cesc, que se quedó en el banquillo tras su excelso partido en La Coruña. Cosas de las rotaciones. Otro dato: Villa no es Larsson. Diez minutos del asturiano son pocos. Solo tuvo tiempo de enviar un balón al palo.