La ventana indiscreta

El fracaso de Neymar

Lluís Mascaró

PLATA AMARGA. Regreso de vacaciones y me topo de bruces con la sorprendente (y merecida) derrota de Brasil ante México en la final olímpica de fútbol. Un fracaso enorme para la `canarinha¿, que había viajado a Londres con el único objetivo de conquistar el oro y se ha tenido que conformar con una plata de sabor amargo. Y una decepción terrible para Neymar, la gran figura de una selección que sigue con su maldición en los Juegos. Neymar, al que todos colocamos en el Barça más pronto que tarde (ahora parece que la fecha final de su fichaje será el verano del 2013), no ha podido liderar, como hizo Messi hace cuatro años en Pekín, a su país hacia el título olímpico. Todos los culés recordamos aún aquel `permiso especial¿ que Guardiola le dio a Messi para que jugara con Argentina la cita olímpica del 2008. Un jovencísimo Leo ejerció de crack y le dio el oro a la albiceleste en el que ha sido su único gran éxito con la selección. La gran eclosión de Messi, su transformación en el insuperable número 1 del mundo, llegó, precisamente, a su regreso de China. Neymar, por lo visto en estos Juegos, todavía está muy lejos de Messi. Mucho. Es un excelso futbolista, un mago del balón, pero resulta un insulto al sentido común compararlo ahora con Messi. El día que llegue al Barça, Neymar deberá asumir su rol, que en estos momentos está varios peldaños por debajo del papel de líder indiscutible de Leo. Puede que, en un futuro próximo, Neymar sea un buen fichaje. Pero, hoy por hoy, aún no tiene sitio en este Barça.