LA ULTIMA

Defender al Barça en Madrid

Lluís Mascaró

No hay nada más duro que ser culé en España. Lo digo por propia experiencia. Pero también por los mensajes desesperados que me hacen llegar muchos barcelonistas que viven y sufren en 'territorio comanche'. Resulta sorprendente que mientras en Europa y en la mayor parte del mundo futbolístico (desde Asia a Estados Unidos) este maravilloso Barça solo recibe elogios, desde Madrid se sigan cuestionando sus triunfos. Es un síntoma evidente de la envidia que tienen ante el fenómeno global blaugrana. Lo peor de todo es que desde Madrid atacan constantemente al Barça sin argumentos, porque no los tienen. A no ser que por argumento se entienda que Messi un día le dio un pelotazo (sin querer) a un señor mayor en el Bernabéu...

Desde Barcelona, desde Catalunya, desde territorio culé, nos reímos de esas campañas mediáticas antibarcelonista. Antes nos molestaban. Ahora ni siquiera eso. Estamos tan orgullosos de nuestro Barça que ni esas mentiras nos inquietan. Porque aquí sabemos la verdad. Pero esos culés que viven su barcelonismo desde la distancia sufren porque se sienten indefensos. No tienen altavoces desde los que protestar. La fuerza mediática del nacional-madridismo es muy fuerte, enorme, en España. Y las hazañas del Barça siempre quedan minimizadas. Desde esa lejanía, poco o nada saben del reconocimiento unánime que recibe el fútbol blaugrana. Solo oyen, solo ven, solo leen lo que dicen y escriben los medios de la caverna. Y se sienten huérfanos.

El propio presidente del Barça, Sandro Rosell, reconocía en su discurso de clausura de la Trobada Mundial de Penyes que "nos atacarán pero somos el equipo a batir. Y nos defenderemos a nuestra manera, con hechos, no con palabras". Eso está muy bien. Pero Rosell sabe que las mentiras hay que rebatirlas con verdades. Porque, si no, de tanto repetirlas, esas mentiras acaban convirtiéndose en falsas verdades. Como sucedió, por ejemplo, con las acusaciones de dopaje. No basta solo con ir al juzgado y lograr una indemnización económica. El honor del Barça debe defenderse también bajando al fango, rebatiendo con hechos todas las manipulaciones de la 'central lechera' adicta a Florentino Pérez.

El otro día un peñista me recriminaba mi presencia (y la de otros periodistas catalanes) en espacios como 'Punto Pelota', donde el Barça no sale precisamente bien parado. Le argumenté que había dos posibilidades: no ir y dejar que sigan atacando al Barça impunemente o, por el contrario, acudir al programa para intentar (con más o menos éxito) desmontar la farsa de la prensa nacional-madridista. Yo prefiero esta segunda opción. Porque, aunque grites en el desierto, tu voz se oye. Poco, pero se oye. Y si eso sirve para que algún espectador ponga en duda las versiones malintencionadas de la 'caverna', pues me doy por satisfecho. Aunque Pedrerol nos tendría que dar más 'vidilla'.