LA ÚLTIMA

500 orgasmos con Guardiola

Lluís Mascaró

El fútbol no tendría sentido sin el gol. Es su esencia. El objetivo final de este deporte inventado hace casi dos siglos por los ingleses. El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano asegura en su libro 'El fútbol a sol y sombra', que el gol “es el orgasmo del fútbol”. Buena comparación. Es, sin duda, la sublimación del juego. Es, por supuesto, el momento del clímax que alcanzan, al unísono, jugadores y aficionados en el estadio. Dice Galeano que, “como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna”. No en el Barça de Guardiola. Afortunadamente. Hasta 500 veces hemos cantado gol a lo largo de los 200 partidos que ha dirigido Pep desde el banquillo blaugrana. 500 orgasmos futbolísticos en tres años y medio de espectáculo excelso. 500 orgasmos que han generado 12 títulos. Y Messi, con sus 160 tantos (202 en su trayectoria barcelonista), ha sido el principal artífice de tanta euforia.

Este Barça está inventado para hacer feliz a la gente. A los culés y a los que no lo son. Es un equipo fabricado para deleite de todos aquellos a los que les gusta el fútbol exquisito. Más allá de los triunfos, el placer que se siente al ver jugar a los blaugranas resulta inenarrable. Es delicioso contemplar ese rondo interminable, esos toques mágicos, esa precisión en el pase, esas acciones malabarísticas... Cualquier jugada de este Barça vale por un partido entero del Madrid. Es la diferencia que existe entre un equipo admirado y otro temido. Entre un equipo que recibe elogios en todo el planeta y otro que solo genera antipatías. Es, evidentemente, la diferencia que existe entre Messi y Cristiano Ronaldo. Y, también, entre Guardiola y Mourinho. El Madrid, el actual Madrid, podrá ganar también muchos títulos (aunque, por el momento, tiene que conformarse con una Copa del Rey), pero jamás conciliará el reconocimiento unánime de todo el planeta futbolístico.

Los 500 goles marcados, hasta ahora, por el Barça de Guardiola son la culminación del éxtasis provocado por el juego del equipo. Son la mejor definición del espectáculo ofrecido por una generación de futbolistas irrepetibles, desde Valdés a Messi. Ellos son los que hacen posible que la idea nacida del cerebro privilegiado de Guardiola se transforme en magia en el campo. Pep no quiere arrogarse el mérito de haber convertido a estos canteranos en el mejor equipo de la historia, aunque le corresponda una parte muy alta de responsabilidad en el éxito. Todos sabemos que este Barça no hubiera sido posible sin Guardiola. Como también sabemos que Guardiola no habría hecho posible este Barça sin Messi. Y sin Xavi. Y sin Iniesta... La conjunción de fenómenos ha hecho realidad el sueño imposible del barcelonismo: convertirse en un modelo de referencia universal.

Después de estos 500 goles tienen que venir 500 más. Para que, como escribía Galeano, “la multitud delire y el estadio se olvide de que es de cemento y se desprenda de la tierra y se vaya al aire”. Otros 500 orgasmos.