¿Teatro del bueno?

Tres directores de teatro analizan a Mourinho como actor

Mucha gente intuye que el entrenador portugués se esconde detrás de una máscara y representa el papel que él mismo ha creado y desarrollado

Francesc J. Gimeno

¿Qué se esconde detrás de José Mourinho?. ¿Es simplemente un personaje que ha creado el técnico madridista para esconder sus propias debilidades y, sobre todo, las de su equipo, o realmente el Mourinho auténtico es el que vemos sentado en la sala de prensa del Bernabéu atizando a diestro y siniestro? Muchos intuyen que el portugués usa una careta en público que le sirve para representar el papel que él mismo ha inventado y desarrollado. Para analizar sus dotes como actor lo mejor es recurrir a profesionales del teatro.

Han participado en esta consulta Òscar Rodríguez, director del Sant Andreu Teatre (SAT), Jordi Purtí, dramaturgo y director de teatro, y Toni Albà, actor, director de teatro e imitador. Los tres coinciden en que Mourinho es un buen actor, aunque su encasillamiento le impediría ganarse la vida sobre los escenarios. El portugués destacó en su día el gran nivel del teatro catalán en un maldisimulado intento de menospreciar a Messi. Ahora le ha llegado el turno de pasar por el diván y dejarse psicoanalizar por especialistas del ramo.

Toni Albà, popular por sus imitaciones en los programas `Crackòvia¿ y `Polònia¿, es una voz autorizada, pues es justamente el encargado de parodiar al propio Mourinho. De su `alter ego¿ Albà destaca que es un buen actor, pero matiza: “No tendría futuro a nivel profesional. Le falta mostrar la parte positiva. No sabemos si la tiene, aunque es un gran entrenador y se puede llegar a pasar que en la intimidad puede ser muy diferente de cómo se muestra”.

Òscar Rodríguez también le pone pegas como comediante. “Es un actor muy bueno, pero sólo de su personaje y un actor debe ser capaz de representar diversos papeles”, apunta antes de destacar su dominio de los tiempos. “Es hábil haciendo pausas y diciendo cosas puede provocar reacciones entre el público. Su puesta en escena es muy buena teatralmente, pero siempre hace el papel de malo. De bueno no creo que supiera”.

Purtí, con 30 años en el mundo del espectáculo, valora el hecho de que Mou es “un buen actor y un buen guionista, porque logra lo que quiere conseguir y transmitir. Representa su personaje y también reparte el resto de papeles entre su propia compañía. Y ha conseguido que los demás sigan su guión y lo defiendan. Es un gran director de actores”.

Purtí se asombra de la capacidad del portugués para hacer dudar incluso a los que no comulgan con él. “Juega con las palabras con un guión que todos hemos visto, pero es tan buen actor que ofrece otra visión de las cosas. Le da otra entonación y con otra actitud, te acaba haciendo dudar incluso de lo que tú has visto en el campo. Le da la vuelta a los hechos con una intensidad increíble”.

El director del SAT aporta otra lectura. “Es un personaje absolutamente creíble. Yo no sé si él es así, aunque no me acabo de creer del todo que tenga doble personalidad, que sea un `Jekyll y Hyde¿. Creo que lo sabe llevar. Modifica un papel vital. Y tiene una gran virtud. Te llega que está convencido de lo que dice y eso es bueno para un actor. Es creíble, pero lo que dice es mentira y él lo sabe”, destaca.

Albà considera que Mourinho es “soberbio, el malo de la película, un provocador”, pero también podría hacer el papel de “bufón enfadado. Jugar a eso es su fuerte, por eso resulta atrayente. Si nadie le hiciese caso, el Madrid seguiría jugando igual y todos criticarían sus defectos. Por eso se hace el enfadado”. Sobre un escenario, el técnico madridista, sostiene Albà, podría desenvolverse bien haciendo de “Hamlet, de Macbeth y en algunos momentos de Ricardo III”.

En esta línea, Jordi Purtí coincide en que Mou es “un hombre triste, por lo que le irían los papeles tristes, las tragedias, el llorón... Humor no podría hacer. Si hiciese comedia se notaría que hace teatro. Haría muy bien el papel de enfermo imaginario de Molière o de Cyrano de Bergerac”. El actor, dramaturgo y director catalán añade que “Mourinho domina toda la producción y la puesta en escena del espectáculo. Pero no puede trabajar en equipo. Y ese es un tipo de dirección con la que yo no podría trabajar”.

“Yo le recomiendo que no se dedique. El sabe que en Barcelona se hace buen teatro, así que puede venir como espectador. Prefiero que siga haciendo el personaje de su vida”, se atreve a sugerirle Òscar Rodríguez, que no dudaría en cerrarle las puertas del mundillo. “No le daría trabajo como actor. Sólo se lo daría en la sala de prensa del Madrid”.

Toni Albà aconseja a Mourinho que “recurra a más variedad en su discurso. De vez en cuando puede mostrar alegría y no sólo tristeza. Debería ver la parte positiva de las cosas”. De lo contrario, “llegará un momento que ni los suyos le creerán. Es un cenizo”, añade.

Rodríguez, Purtí y Albà coinciden en que el mejor contrapunto se lo da Pep Guardiola. Purtí afirma que “Pep es un buen director, pero no es un actor. Es todo lo contrario que Mourinho. Es un ejemplo a seguir, es sincero y le da más valor a su oficio. Se puede ser entrenador como lo hace Mourinho o como propone Guardiola”.

Albà cree que el técnico blaugrana “es todo lo contrario. Es humilde, habla en el campo con sus acciones y, sin decir muchas cosas, gana. Sólo se ha enfadado una vez, y esa única ha tenido más repercusión y ha sido más brillante dramáticamente que todo un año de Mourinho `emprenyat¿”.

Rodríguez recurre al tópico. “Tenemos al bueno y al malo, el yin y el yan. Guardiola es muy inteligente y de forma premeditada también ha llegado a la conclusión de que la mejor manera de contestar a Mourinho es ignorarle. Es el antagonista perfecto. Los dos se retroalimentan. Cuanto más malo es Mourinho, más bueno es Guardiola. Teatralmente, el equilibrio resulta perfecto”.

Purtí piensa que Mourinho “acaba siendo un mal actor porque se lo ha creído y ya no actúa, se ha convertido en un guionista de sus propios papeles. Está enganchado, como le pasó a Johnny Weissmüller, que se acabó creyendo Tarzán. Cree que todos están en su contra”. n