REAL MADRID

Di María acorrala a Florentino Pérez

El argentino demuestra partido a partido lo que vale y abre el debate de si se merece o no que le paguen lo que pide 

Di María

Di Maria / sport

Alejandro Alcázar

Para conseguir un objetivo hay dos formas de alcanzarlo: abandonar el camino por equivocado y buscar otro o mejorar el que recorres. Di María eligió el primero la temporada pasada con una serie de desplantes -'tocamiento' incluido- que no gustaron en el club ni en la afición. El argentino rectificó, pidió perdón y se dedicó a hacer lo que mejor sabe, jugar al fútbol. Desde entonces se ha convertido en uno de los jugadores más destacados de su equipo y así se lo reconoce Ancelotti, el técnico, y Cristiano Ronaldo, el líder del equipo. Solo falta uno, el presidente. Florentino Pérez le niega su progresión recompensándole con la subida salarial que merece.

Cuadrar el balance

Di María no se siente valorado por el club, por Florentino Pérez, que se ha gastado 80 millones de euros por una promesa como James Rodríguez, 23 años, al que ya le paga los siete millones de euros que viene pidiéndole el argentino, y sin haber demostrado lo que él le está dando al Madrid. Al todopoderoso presidente del Real Madrid no le han gustado las formas del jugador para pedir esa subida, y seguramente tenga razón, pero tampoco le gustó las de Cristiano Ronaldo y de los diez millones de euros pasó a pagarle 18 porque acabó comprendiendo que la aportación del portugués al equipo era fundamental. Di María tiene contrato hasta el 2018, y la mejor manera de que lo cumpla a gusto es con un reconocimiento.

Ancelotti ha pedido al presidente que no venda al argentino. El italiano le considera un jugador clave en sus esquemas, un pensamiento que comparte el propio Cristiano que también ha pedido a Florentino que no le traspase. Una corriente que empieza a compartir la afición y los medios afines al club, cuyo apoyo puede ser el tercer y definitivo paso que necesita el jugador para que el presidente acabe reconociéndole los méritos y acepte subirle esos 3,5 millones que gana. Su final de temporada y su partido en Varsovia demuestran que aporta al juego cosas diferentes: velocidad, trabajo, regate, pase, cambios de ritmo y gol. Muchos argumentos que confirman la importancia que tiene para una plantilla un jugador de su perfil.

Sin embargo, Di María puede acabar abandonando el Madrid antes del 31 de agosto por la negativa del presidente a reconocerle sus méritos y quien sabe si porque tras invertir 80 millones en un jugador que aún no ha empatado con nadie, necesita hacer caja para equilibrar sus balances. El madridismo podría no llegar a entenderlo, lo que puede incitar un debate aún más cruel que el provocado el año pasado por la venta de Özil que tuvo en Bale un buen amortiguador para que se quedará en un simple disgusto.

Di María ha rectificado. Está haciendo la guerra desde dentro, una huelga a la japonesa, y demostrar que él no se quiere ir, que es Florentino quien quiere que se vaya al negarle lo que se gana en el campo cada partido por mucho que tenga cuatro años más de contrato. n