Cristiano Ronaldo volvió a exhibir su peculiar carácter en Pamplona

Cristiano Ronaldo, egoísta y sobrado

Cristiano, que marcó dos goles y dio dos asistencias en el Reyno de Navarra, siempre quiere ser protagonista

Francesc J. Gimeno

La victoria y la goleada en el Reyno de Navarra no fueron suficientes para contentar el enorme ego del portugués Cristiano Ronaldo. La estrella madridista volvió a exhibir su lado más egoísta y soberbio durante el partido y después en la zona mixta. Sobre el césped, volvió a chocar con su compañero Gonzalo Higuaín, tal y como viene produciéndose de forma cíclica desde que ambos comparten vestuario, y al concluir el encuentro dejó entrever claramente ante los periodistas que ya se ve celebrando el título de Liga, pese a que todavía faltan ocho jornadas por disputarse.

Cristiano nunca se ha caracterizado por su prudencia, solidaridad y humildad. Quiere ser siempre el gran protagonista y no admita que los demás le releguen a un segundo plano. Todos los enfrentamientos que ha tenido con Higuaín se han debido a que el argentino no está dispuesto a rendirle pleitesía.

En Pamplona se vivió un nuevo episodio de esa guerra de egos que libran los dos delanteros del Madrid desde hace dos años. La jugada se produjo en el minuto 51, con 1-3 en el marcador, cuando Higuaín recibió un balón en profundidad, superó al meta Roberto, pero no pudo finalizar la jugada pese a que no tenía oposición porque Cristiano le estorbó llegando desde atrás al intentar definir él la ocasión. Ninguno de los dos protagonistas pudo ocultar su malestar. No es la primera vez que Higuaín y Cristiano chocan.

El primer episodio tuvo lugar en marzo del 2010, coincidiendo con el partido de vuelta de la eliminatoria de octavos de final de la Liga de Campeones que enfrentó al Madrid con el Olympique de Lyon. Al portugués le molestó visiblemente que Higuaín se mostrase excesivamente individualista y fallase dos claras oportunidades de gol y la posterior eliminación encendió todavía más los ánimos en el interior del vestuario del Santiago Bernabéu. Aquellos dos goles cantados que falló el delantero argentino fueron considerados una afrenta por Cristiano, que entendió que estaba situado en una inmejorable situación para marcar.

Olvidado aquel incidente, la falta de química entre los dos atacantes quedó olvidada hasta un nuevo desencuentro, coincidiendo con la visita al Benito Villamarín hace unas pocas semanas. Cristiano volvió a enfadarse con Higuaín porque este prefirió marcar el 1-1 y no le cedió el balón. Como pataleta, el portugués no celebró el tanto.

En el Reyno de Navarra volvieron a quedar de manifiesto las desavenencias entre los dos delanteros madridistas, pese a que el agua no llegó finalmente al río porque Cristiano acabó marcando el 1-4 de falta y dio la asistencia a Higuaín en el 1-5. Entonces sí se abrazaron.

Tras ducharse y peinarse, Cristiano abandonó el estadio pamplonés con el ego por las nubes después de haber marcado dos tantos y dado otras tantas asistencias. Por eso no se cortó un pelo a la hora de dar por hecho que la Liga será blanca al final del campeonato. “Tengo la ilusión de que vamos a ganar. No se me pasa por la cabeza que no vayamos a ganar. Estamos bien situados. Quedan ocho partidos y hay que tener la ilusión de que vamos a ganar”, repitió con insistencia en la zona mixta del Reyno de Navarra. Porque el portugués sólo atiende a los periodistas cuando marca. “Está muy bien. Todos marcamos. Estamos en forma y hay que seguir así”, insistió machaconamente. Todo marcha a pedir de boca... Por ahora.