Voro, el salvador del Valencia

Muchos le ven como el Del Bosque del Valencia, pero es Salvador, su nombre, lo que mejor resume su significado para el club che.

Ser de la casa no está muy bien visto cuando el propietario de un club es un nuevo rico. Cuando llegó a Valencia, Peter Lim se cargó a todo lo que olía a mito valencianista sin prisa pero sin pausa.

Ayala, Rufete, García Pitarch, Albelda, Fernando, César Sánchez o Cañizares. Todos fueron quedándose fuera. Todos menos Voro. El discreto y sacrificado central que destacaba por su fuerza y contundencia en el terreno de juego durante su etapa en el club (de 1985 a 1993) sobrevivió a la nueva era como delegado del equipo.

Era un hombre para todo que se ha visto obligado a dar un paso adelante para salvar al club de su vida del abismo al que le conducía Peter Lim con un sinfín de decisiones desacertadas.

“No le gusta el figureo; pero es un controlador, Se entera de todo y se ocupa de todo. En estos meses ha sido como las funerarias: 24 horas disponible, para solucionar desde los problemas de salud de la familia de los jugadores hasta las reparaciones en su propia casa: se sacó un título de formación profesional en electrónica. ¡Es un manitas!”, aseguraba Toni Rama, su primer entrenador en la escuela, a El País sobre el Del Bosque valencianista.

Tras la marcha de Cesare Prandelli, otro de tantos que ha salido por la puerta falsa de un club abocado a la autodestrucción, no pudo decir que no a tomar, otra vez, las riendas del equipo.

Un equipo que rozaba la zona de descenso y con el que en unas semanas ha vuelto a obrar el milagro. El Valencia se ha sacudido los fantasmas con un triunfo inapelable ante el Madrid y Voro, más que nunca, ha ejercido como el líder, discreto y silencioso pero líder al fin y al cabo, que necesitaba el club che.

De 53 años, nunca soñó con ser entrenador del club de sus amores. Ahora lo es y la afición lo enarbola como bandera que convierta el proyecto ocupa de Lim en algo más casero y exitoso.