En el último amistoso Barcelona-R.Madrid intentaron matar al fútbol

Luis Enrique supera a Ferrer en una acción del amistoso disputado 26 años atrás

Luis Enrique supera a Ferrer en una acción del amistoso disputado 26 años atrás / Fernando Zueras

Joan Pi

El próximo 29 de julio, Barcelona y R. Madrid se verán las caras en Miami en un partido 'amistoso' poco habitual. De hecho, habrán pasado casi 26 años desde que ambos equipos se enfrentaron por útlima vez en un partido no oficial, que además sirvió como banco de pruebas de un experimento fallido.

Fue en la Diada de Catalunya de 1991, el 11 de septiembre, cuando los eternos rivales saltaron al césped del Camp Nou para disputar un partido calificado como 'El desafío' televisivo entre ambos conjuntos. Una iniciativa patrocinada y televisada por el Canal Plus y que concluyó con un discreto empate a un gol, con tantos de Miquel Ángel Nadal para el Barcelona y de Aldana por el Real Madrid..

Lo singular de aquel choque entre Barcelona y Real Madrid, además de su carácter amistoso, fue que se utilizó para poner a prueba una posible variación de la regla del fuera de juego. El International Board, entonces el único organismo capacitado para variar las normas del fútbol, quería sacar adelante una particular 'revolución' en el reglamento. Se trataba de situar la linea de fuera de juego en los 16 metros, es decir, a la misma altura que el área grande, con lo que en el resto del terreno de juego se dejaba de aplicar el offside.

Al no haber fuera de juego en dos tercios del rectángulo de juego, el campo se hacía tremendamente grande a la hora de defender y el esfuerzo físico a desarrollar, insostenible. Se dieron, además, escenas casi cómicas a lo largo del encuentro, puesto que al no existir fuera de juego hasta la línea de 16 metros, los hombres punta de ambos equipos se situaban fijamente en el borde del área, mientras el juego transcurría a 60 metros de su posición. Julio Salinas y Emilio Butragueño se convirtieron en los primeros 'palomeros' del fútbol, al más puro estilo del baloncesto, jugando al gato y al ratón con sus marcadores -aquella noche Rocha Serna, respectivamente-, que por lógica no podían despegarse de su lado

La propuesta chocó frontalmente con la opinión de los profesionales y el mundo del fútbol cargó duramente contra el experimento. El malogrado Johan Cruyff, entonces entrenador barcelonista, declaró al fin del partido que "para jugar así, primero hay que hacer una prueba de Marathon. Se ha comprobado que esta norma no favorece en nada al fútbol ofensivo". Su colega en el banco madridista, Radomir Antic, coincidía con el maestro Cruyff. "El espectáculo ha brillado por su ausencia por culpa de las nuevas normas. No soy partidario de ellas y por su culpa se ha visto un fútbol muy raro", sentenció.

El cúmulo de despropósitos de tal experimento no convenció a nadie. Los protagonistas del partido, que el actual técnico blaugrana Luis Enrique disputó vestido de blanco, desaprobaron el cambio. No hubo ni una sola voz favorable a la pretendida nueva norma, que murió en el olvido de algún cajón fifero. Como aquél clásico descafeinado que nunca se recordará por el juego ofrecido sino por la charlotada del reglamento, que lo único que beneficiaba era el anti-fútbol.