Fernando Torres sentencia antes de la Copa ante el Barça

Josep Bosch

Josep Bosch

El Atlético despachó el derbi ante el Leganés con dos goles de Fernando Torres antes de afrontar el próximo martes el partido de vuelta de las semifinales de Copa ante el Barcelona.

Con solvencia, sin brillo y con cierta comodidad por las lagunas ofensivas del Leganés, muy fallón ante Moyá, el conjunto de Diego Simeone sumó tres puntos vitales para su 'objetivo Champions'.

El 'Cholo' presentó una alineación inicial con muchos titulares pese al trascendental envite copero del Camp Nou. Jugó Gabi, sancionado para la vuelta de la Copa, Gaitán tuvo su oportunidad en detrimento de Carrasco y Fernando Torres formó en ataque junto a Griezmann, quedando Gameiro en el banquillo. Los demás, los de siempre.

Fernando Torres fue el protagonista del encuentro porque regresó 'El Niño' más letal, anotando los dos goles, uno en cada mitad, que sentenciaron el derbi.

El Atlético salió fuerte en un intento de sentenciar por la vía rápida. Fernando Torres y Saúl pusieron pronto a prueba al meta visitante Iago Herrerín y los colchoneros abrieron el marcador al cuarto de hora. Tziovas fue muy temerario en un recorte de Fernando Torres y el penalti incuestionable, lanzado por Griezmann y despejado por Herrerín, permitió a 'El Niño' poner el 1-0 al estar atento al rechace.

Sin gastar más energías de las necesarias, el Atlético dominó el juego con clara superioridad, aunque en el tramo final del primer tiempo concedió dos remates a Alberto Bueno y Víctor Díaz que salieron desviados.

El 2-0 llegó a los seis minutos de la reanudación en una acción impecable. Robo de balón en el centro del campo y Correa sirvió en profundidad para que Fernando Torres superara a Herrerín con un sutil toque.

La posterior relajación rojiblanca propició varias acciones peligrosas del Leganés, que llegaba con cierta facilidad ante Moyá pero que culminaba con remates nefastos sus oportunidades. Así, un zurdazo de Alberto Bueno impactó en Godín y en el saque de esquina posterior Moyá sacó una mano providencial. Poco después Samu García remató desviado.

No llegó el gol pepinero que hubiera animado el partido y el tramo final perdió en intensidad. Hubo ocasiones por ambos bandos, más fruto de los espacios propiciados por el cansancio de los protagonistas que por el ímpetu de ambas escuadras, conscientes de que el partido estaba sentenciado por lo que no cabía malgastar energías.