Diego López y nada más

Xavi Canals

El Espanyol arrancó de Riazor un punto que le mantiene protegido del fantasma del descenso, pero que ahondó en sus penurias futbolísticas. 

Quique Sánchez había dicho en la víspera que su equipo estaba en una fase de involución y sus pupilos parecieron empeñados en corroborar que es una verdad como un templo.

Los blanquiazules firmaron quizá su peor partido de la temporada ante un Deportivo que encadena diez partidos sin ganar, los cuatro últimos sin ver puerta, y en el que debutó el veteranísmo Muntari como solución desesperada.

De no ser por Diego López, que paró un penalti a Lucas Pérez, y los palos, que repelieron un disparo de Fede Cartabria y un cabezazo de Andone.

El equipo de Quique saltó al césped de Riazor lleno de buenas intenciones, pero falto de argumentos futbolísticos.

Leo Baptistao, Gerard Moreno y Piatti se aplicaron en la presión en unos primeros compases prometedores, pero el empuje inicial no tuvo continuidad.

Con Sergi Darder demasiado intermitente y Carlos Sánchez aplicado únicamente a tareas defensivas, Granero no fue capaz de tomar el mando, diluyéndose ante la escasa capacidad combinativa del equipo.

La defensa tampoco insufló la tranquilidad suficiente como para que el equipo se asentara en campo deportivista.

Víctor Sánchez lo pasó mal con la movilidad de Andone y Lucas Pérez, que cayeron regularmente por su banda para asociarse con Adrián López. Y a Óscar Duarte le costó correr hacia atrás en cada balonazo en largo de los locales.

Una pérdida de Carlos Sánchez ante Lucas Pérez derivó en la ocasión más clara del primer tiempo. El balón cayó a pies de Fede Cartabria, que enganchó una parábola a la madera.

Tras una clara falta no señalada sobre Baptistao, Lucas Pérez cogió a contrapié a la zaga blanquiazul, pero le salió un disparo excesivamente cruzado.

Fueron los peores minutos de un Espanyol que reaccionó gracias al pundonor de Baptistao. El hispano-brasileño se mostró muy activo y a punto estuvo de encontrar la recompensa del gol en una recuperación de Piatti. Leo cabeceó picado el centro del argentino y el balón salió lamiendo la cepa del poste.

Los defectos blanquiazules se acrecentaron tras el descanso. El Espanyol perdió por completo el control del partido y aún gracias que Diego López está en estado de gracia.

El meta gallego mantuvo a los suyos con vida deteniendo un penalti a Lucas Pérez que él mismo había provocado ante Granero.

Quique intentó cambiar la dinámica negativa dando entrada a Sergio García por un agotado Leo Baptistado y a Jurado por Piatti, en un intento de tomar el control del juego, pero el hundimiento del equipo era ya irreversible.

En pleno desconcierto perico, Andone aprovechó un desbarajuste en los marcajes para cabecear a bocajarro un centro de Çolak. El travesaño se alió con un Espanyol que a duras penas pudo achicar balones.