Primer oro de la delegación española en londres

Marina Alabau, el amor por las olas

Amante de los deportes de mar, la regatista sevillana, entrenada por su propio novio consigue la medalla de oro en la modalidad RS:X y cumple el sueño de su vida

David Boti

A sus seis años, cuando todavía era una niña, sus padres la mandaron a veranear con una familiar a Isla Canela (Huelva). A través de unos primos de sus primos, se apuntó a una escuela de vela y participó en un cursillo de introducción a este deporte. Justo en esa época, se empezó a forjar la trayectoria deportiva de Marina.

A su vuelta a Sevilla, Marina fue apuntada en una escuela profesional de vela para formarse y competir. Siete años más tarde, con 13 años, tras tres subida encima de una tabla de surf, la joven regatista sevillana ganó su primer Campeonato del Mundo.

A los 16, la sevillana fue llamada para formar parte del equipo preolímpico español y, desde entonces, su trayectoria solo ha ido en aumento. Triunfos y más triunfos que le han llevado a lo más alto del 'windsurf' Mundial. Ha sido campeona de Europa en cinco ocasiones (2007, 2008, 2009, 2010, 2012), campeona del mundo (2006), subcampeona del mundo (2006) y diploma olímpico en los Juegos Olímpicos de Pekín (2008). 

Sus entrenamientos para preparar su segunda cita olímpica han sido durísimos. De la mano de su novio y entrenador, Alexander Guyader, Marina realizó entrenamientos de tres semanas en el mismo campo de regatas de Weymouth Portland en los que se mentalizó para poder competir en todo tipo de condiciones meteorológicas. 

Una semana antes de aterrizar en Londres, fuera de los focos mediáticos y en el incomprensible anonimato admitía tajante: “Inicio el viaje de mi vida. Londres 2012 me espera”.Toda una declaración de intenciones de la sevillana. El campo de Weymouth Portland fue su particular piscina. Allí consiguió lo que buscaba. Disfrutar haciendo lo que más le gusta en esta vida.  Porque quizás la meta de unos Juegos sea esa. Superarse a uno mismo. ¿La medalla? El premio final. Ahora Marina ya puede navegar sobre su tabla a toda vela con un oro olímpico colgado en su cuello.