El adiós más simpático de Sir Bradley Wiggins

Sir Andrew Wiggins siempre ha sido todo un personaje mediático. El legendario corredor británico nacido en Bélgica anunció que pondría fin a su dilatada carrera como ciclista profesional al final de esta temporada, con los Juegos Olímpicos de Río 2016 como último plato fuerte.

Para calentar la prueba en la que participaba, la persecución por equipos, Wiggins dijo en marzo que ya podían apostar a que el equipo británico ganaría. Algo extraño, contando que acababan de perder la final de persecución en los Mundiales de Londres. En fin, Sir Wiggins en estado puro.

Dicho y hecho, como si fuera tan fácil llevarse una final olímpica, el equipo de persecución masculino de Gran Bretaña se enfrentó al rival que los tumbo en campo propio meses atrás, Australia, y destrozó el récord mundial en la especialidad. Algo de lo que también avisó el propio Wiggins meses atrás sin despeinarse. 

En su despedida del ciclismo profesional de elite, Wiggins se colgó el oro y ejecutó su obra maestra. El atleta, lejos de la sobriedad británica, provocó las risas de sus compañeros con el himno de fondo en la ceremonia de entrega de medallas. Todo un show que agranda la leyenda de una personalidad única.