Mis charlas con Kubala

Todo tendrá otro sabor esta noche, a eso de las diez

Josep Mª Fonalleras

¿Ya estamos otra vez. Segundo episodio de la semana de pasión y desenfreno. De sufrimiento. De sangre, sudor y lágrimas.

¿No seas así, amigo mío, que no hay para tanto. Tampoco empezamos tan mal. Sangre, poca. Sudor, bastante. ¿Lágrimas? Esperemos que no. Solo se trata de remontar un gol.

¿Me puse histérico el miércoles y renegué no sé cuántas veces y me repetí la cantinela de lo injusto que es el fútbol. ¿Cómo es posible que un equipazo llegue más de veinte veces a portería y no meta ni una mientras que el otro, con una solitaria chiripa, se alze con el partido?

¿Deja que rompa una lanza a favor del Chelsea, Fonalleras.

¿¿Qué me dices?

¿No, nada, que la defensa también merece un elogio.

¿Te desconozco.

¿Estoy de acuerdo contigo en que, si existiera la justicia poética, el resultado tendría que haber sido de escándalo a favor del Barça. Se jugó para ganar de tres o cuatro e intervinieron en el 'cero' muchos factores, como la mala suerte o la falta de puntería. Pero también la defensa de los ingleses. ¿Tú viste cómo se movían en acordeón, cómo interceptaban los pases interiores, cómo dominaban el juego aéreo?

¿Yo me fijé en el más del setenta por ciento de posesión del Barça y en esas dos docenas de veces que les superamos y en seis o siete ocasiones claras y en dos postes...

¿Ellos ponen en práctica lo que dijo hace años el gran Bill Shankly, el del Liverpool: “Primero, mete el balón, y después discutimos la táctica adecuada”. Cumplieron con su misión.

¿Bueno, de acuerdo. Pero no me negarás que, esa noche, en lugar de jugar dos equipos a fútbol parecía que había uno que se dedicaba al rugby y otro que practicara el balonmano.

¿Tres en uno.

¿No te rías, Kubala. Los del Chelsea, patada a seguir, a ver cuántos metros podemos avanzar. Los del Barça, dando vueltas alrededor de la portería, a ver si por ahí se esconde un agujero por donde entrar. No hay derecho.

¿El fútbol es injusto, en definitiva.

¿Por supuesto. Y va a costar Dios y ayuda remontarles, porque ese gol es como una guadaña que está al acecho. En cuanto baje, es decir, en cuanto metan uno aquí, se acabó la fiesta.

¿Te veo más pesimista de lo que creía. Disfrutemos del clásico, venga. Que todo tendrá otro sabor esta noche, hacia eso de las diez.

¿¿Tú crees? Pero si esos también juegan a rugby.

¿Hombre de poca fe, Fonalleras. Levántate y anda.