MI VERDAD

Villar se ha convertido en un problema para el fútbol

José María Villar, en una imagen de archivo

José María Villar, en una imagen de archivo / sport

Josep Maria Casanovas

CAOS EN LAS ALTURAS. Hay demasiadas cosas que fallan en la gestión del fútbol español. Desde la Federación, que parece el cortijo de Villar, a los árbitros, que siguen demostrando un nivel de incompetencia que perjudica al espectáculo. En las alturas las cosas se siguen haciendo por decreto, aquí mando yo y al que no le guste que se apañe. La guerra declarada por Ángel María Villar al Consejo Superior de Deportes es intolerable. Es una excusa para no justificar unas subvenciones que han sido dadas a dedo y que no se pueden enseñar. Aprovechar una junta directiva para iniciar la operación acoso y derribo de Miguel Cardenal es una estrategia perdedora ya que no le ampara la razón. Así se entiende que un par de días después obliguen a Villar a dar marcha atrás y tender puentes de diálogo. El presidente de la Española tiene abiertos demasiados frentes y ya no goza del apoyo de la FIFA para plantear un pulso al gobierno amenazando con una huelga. Villar está caduco, se agarra al sillón presidencial sin darse cuenta que se ha convertido en un problema para el fútbol español. Su enfrentamiento con la FIFA y la Liga de Fútbol Profesional es lamentable. Si en las alturas las decisiones se toman a patadas no puede extrañar que el Comité de Competición ni se plantee castigar a Arda Turan por el lanzamiento de una bota al linier. Todo es un despropósito.

NEYMAR MERECE OTRO TRATO. Mientras que a Diego Costa le han puesto tres partidos de sanción después de revisar el vídeo del pisotón que dio a un rival en un partido de la Copa de la Liga inglesa, aquí lo de Arda queda en una amarilla y basta. El poder del centralismo arbitral se manifiesta por dos veces en una semana. A Cristiano le dictan una sanción a medida para que pueda jugar contra el Atlético y al turco le eximen de un castigo que se ganó a pulso. En el fútbol español los reglamentos se interpretan a su manera. Se critica a Neymar por sus gestos y se permite que el juego del Atlético muestre una agresividad peligrosa. El Cholo Simeone no puede imponer su ley, la dureza de algunos de sus jugadores va demasiado lejos. Se vio claro en el Calderón que la táctica de Juanfran y compañía era provocar a Neymar para que cayera en la trampa como Cristiano. La verdad es que el brasileño está mostrando más cabeza de lo que sus peinados iniciales hacían suponer. Es el blanco de muchas defensas pero lo encaja con una paciencia franciscana. La estadística de faltas que recibe Neymar debería preocupar a los árbitros.