MI PARTIDO

Una derrota de las que no hacen daño

Josep Maria Casanovas

MEJOR AYER QUE EL JUEVES. Nada preocupante. Algún día tenía que pasar. Estábamos demasiado bien acostumbrados. Se rompió la imbatibilidad en el estreno de la segunda vuelta. Eso de ganar siempre en el deporte es imposible. Se acabó una racha fantástica. Anoeta sigue siendo gafe para el Barça. Busquemos la lectura positiva. Bien mirado, mejor perder ayer en San Sebastián que el jueves en Málaga. Tropezar en la Liga cuando tienes una gran ventaja no significa más que un contratiempo. Es cuestión de hacer autocrítica, de analizar por qué se perdió un partido que ibas ganando por 0-2 y encima habías mandado dos balones al poste. En cierta manera, sucedió lo mismo que en el último encuentro de Copa. Con el marcador a favor se creyeron que el partido estaba ganado, se relajaron en exceso, jugaron a un ritmo cansino, bajaron tanto la intensidad que la Real Sociedad le dio la vuelta al partido con garra, fe y entusiasmo. Los de Vilanova no merecieron ganar, pero la derrota fue producto de un cúmulo de circunstancias adversas. La expulsión de Piqué, el segundo gol fue desviado por Mascherano lo que descolocó a Valdés y el del triunfo llegó en los minutos de descuento. No es una excusa, pero si llega a entrar el balón que Messi estrelló en el poste, allí se acaba el partido. De todos modos, conviene destacar el mérito de la Real Sociedad que remontó dos goles en contra frente a un Barça que esta vez no dio la talla.

EL PELIGRO SE LLAMA RELAJACIÓN. Sorprendió de entrada que Tito sacara el equipo titular cuando todo el mundo piensa que el partido del jueves en Málaga es más importante. A la media hora ya ganaban con claridad fruto de una superioridad incuestionable. Parecía imposible que se pudieran escapar los tres puntos, la Real estaba entregada. Pero el factor psicológico es muy importante en el fútbol y un gol antes del descanso les metió en el partido y aupados por su afición se crecieron ante un rival que solo jugaba a tener el control del balón. Este es el peligro del Barça en lo que queda de Liga que es mucho, que se confíe en exceso, que juegue a medio gas dada la gran ventaja que tiene en la clasificación, que no luche del minuto uno al noventa. Ayer vimos dos Barças completamente distintos. Eficaz, seguro y dominante en la primera parte. Conservador, lento y previsible en la segunda. Si a esto añadimos que el equipo cada temporada atraviesa un pequeño bache físico en enero para remontar a mediados de febrero cuando vuelve la Champions, encontrarán la explicación de lo sucedido ayer en Anoeta. Una derrota de las que no hacen daño.