MI PARTIDO

Messi vuelve a ser Dios, el Dios de un Barça enchufado

Messi ha firmado una semana para enmarcar

Messi ha firmado una semana para enmarcar / sport

Josep Maria Casanovas

DE OTRA GALAXIA. El Barça vuelve a correr, el Barça vuelve a convencer. Messi recupera su mejor forma, Messi vuelve a ser imparable. Tres goles frente al Sevilla, tres goles frente al Apoel. Supera el récord de Zarra, supera el récord de Raúl. Dos victorias convincentes en cuatro días confirman que el equipo recupera su velocidad de crucero, dos triunfos importantes que sirven para afianzar las posibilidades en Liga y Champions. Cuando el número ‘10’ funciona, el Barça gana. Así de claro, así de sencillo. Es el valor de tener un crack indiscutible, incomparable, excepcional. Conseguir dos ‘hat trick’ en dos partidos consecutivos es un mérito que solo está al alcance de un auténtico nº 1. Messi es el Dios del Barça y el que no lo entienda así vive en otro mundo. Ha recuperado la ilusión, la fuerza, las ganas y el poder desequilibrante. Cuatro días le han bastado para situarse de nuevo en el podium de la gloria. Ha dejado atrás dos mitos como Zarra y Raúl y ha tomado distancia con Cristiano. Guste o no guste, se quiera o no se quiera, Messi come aparte, marca diferencias y es un jugador de otra galaxia. Su gran mérito es hacer fácil lo difícil, encadenar goles como si estuviera en el patio del colegio.

SUÁREZ SE ESTRENÓ. Jugar al lado de Messi, es un placer, un privilegio. Pero también tiene sus problemas. Leo brilla con tanta fuerza sobre todos los demás, que sus compañeros quedan eclipsados. Luis Suárez está viviendo esta cruda experiencia. El equipo juega para el crack argentino y los demás parecen relegados al papel de acompañantes. Le pasó a Ibrahimovich, lo sufrió Alexis y ahora lo vive el goleador uruguayo. El equipo está montado alrededor del jugador argentino y los demás son conscientes de cuál es su papel. Anoche en Chipre, Suárez se estrenó como goleador con el mérito añadido de que consiguió un tanto en una jugada individual de mérito que además servía para abrir un cerrojo bien organizado. Pues bien, luego vino Messi y marcó tres goles y acapara portadas y titulares. Es ley de vida. Cuando hay un supercrack, brilla con tanta luz que eclipsa al resto. Todo se da por bien empleado. El Barça logró una victoria convincente que confirma que ha recuperado el buen camino. Ahora solo queda rematar la faena ganando al París SG en el Camp Nou proclamándose campeones de grupo.