MI VERDAD

El Messi del Barcelona no es el Messi de Argentina

Messi no bastó para derrotar a Paraguay en el estreno de Argentina en la Copa América

Messi no bastó para derrotar a Paraguay en el estreno de Argentina en la Copa América / sport

Josep Maria Casanovas

PATRIMONIO DEL BARÇA. No es casualidad que Messi en el Barça rinda de manera espectacular y con la selección argentina no brille a la altura de su clase. Es una realidad incuestionable que se ha puesto de nuevo de manifiesto en el primer partido de la Copa América. No pasaron del empate pese a ir ganando 2-0 en el descanso. Leo sabe mejor que nadie la razón de esta divergencia. En el Camp Nou tiene un equipo que gira a su alrededor y en la albiceleste le acompañan buenos jugadores pero falta entendimiento. No es lo mismo reunirse cuatro veces al año para jugar seis partidos que llevar diez años juntos entrenando a diario. El crack argentino es muy bueno, pero él solo no puede ganar los partidos. En el Barça tiene un entorno a su medida, unos compañeros con los que podría jugar con los ojos cerrados y un equipo que sigue creciendo a la sombra de su gran líder. Esto no se paga con dinero, da tranquilidad y confianza. Por todo ello, los rumores en torno al futuro de Messi que corrieron como la pólvora el pasado verano han desaparecido. El mejor jugador del mundo es patrimonio del Barça. Es la bandera deportiva del club, el icono de la cantera. No le llegan ofertas porque ni le interesan ni tan siquiera las escucha. No se quiere marchar porque sabe que en ningún lugar será tan feliz como en Barcelona.

NO ESTÁ EN EL MERCADO. No saben lo importante que es que un jugador como Messi no escuche cantos de sirena. No está en el mercado, razón por la que clubs como el París SG o Manchester City han desistido de su empeño por ficharle ya que saben que es imposible. Se le paga lo que merece y se gana lo que cobra. El jugador que ha conquistado con la camiseta blaugrana cuatro Champions y va camino de su quinto Balón de Oro ha roto la mala tradición que tenía el Barça con los cracks, que salían siempre de mala manera del Camp Nou. Maradona se fue al Nápoles después de un final tempestuoso con acusaciones e insultos. Ronaldo solo duró un año cuando tenía todo el futuro por delante. Schuster acabó en el Madrid después de llevar al Barça a juicio. Figo fue un traidor que se vendió a Florentino cuando no había presidente. Con Messi todos estos problemas no han existido. Y lo que es más importante, su fidelidad y rendimiento en el Barça han terminado por desequilibrar al Real Madrid, que sufre el trauma de no encontrar el antídoto para contrarrestar el efecto ganador que distingue al mejor jugador del mundo.