MI VERDAD

Luis Suárez está en una cárcel sin barrotes

Luis Suárez es una bomba por explotar que tiene el Barça en la recámara

Luis Suárez es una bomba por explotar que tiene el Barça en la recámara / sport

Josep Maria Casanovas

CALLA, SE ENTRENA Y HACE AMIGOS. El mordisco que dio en el Mundial fue una salvajada, una acción impropia de un deportista. Pero la sanción que le impuso la FIFA es una putada, un castigo desmesurado sin precedentes en la historia del fútbol. Luis Suárez arrastra una cruz muy pesada, estar en el mejor equipo del mundo y no poder jugar es un auténtico trauma. Un calvario. Una pesadilla que se alargará un mes más hasta que pueda debutar el 25 de octubre en el Bernabéu. Mientras tanto calla, se entrena, hace amigos en el vestuario y recibe tratamiento para no volver a las andadas. Es un buen tipo, cariñoso, amable, familiar y sincero. Eso sí, cuando entra en el campo se transforma en un jugador que persigue la victoria y el gol con una fuerza imparable. Va a ser un revulsivo impresionante ya que es un ganador nato. El crack uruguayo es una bomba por explotar que tiene el Barça en la recámara. Y que nadie busque un doble sentido en estas palabras. Suárez es consciente de sus errores pasados y sabe que comienza una nueva etapa en el Camp Nou que le puede llevar a ganar títulos y gloria. Sueña día y noche con jugar al lado de Messi y Neymar, es la pieza mágica que falta para conseguir una delantera de cine. Luis Enrique tiene un as escondido en su ordenador. Una carta ganadora que garantiza más de 30 goles.

UNA SITUACIÓN DURA Y EXTRAÑA. A Luis Suárez le han puesto en una prisión que no tiene barrotes. Es una metáfora de situación dura y complicada. Va los días de partido al estadio pero tiene prohibido bajar al campo. Sigue los desplazamientos por televisión pero no le dejan viajar. Durante la semana hace lo mismo que sus compañeros de vestuario pero no puede estar con ellos a la hora de la verdad. Es una situación extraña que el jugador ha encajado con humildad, conformismo y paciencia. No puede hacer otra cosa que ir descontando del calendario los días que faltan para que pueda debutar con el Barça. En este paréntesis no quiere ningún protagonismo. No tiene mal carácter, no va de figura y no busca otra cosa que estrechar buenas relaciones en el vestuario. Se entiende bien con Messi. Habla mucho con Iniesta. Escucha con devoción los consejos del entrenador. Hace de relaciones públicas del club cuando es necesario. Su imagen real nada tiene que ver con aquel mordisco que dio la vuelta al mundo.