Mi verdad

Luciano Vietto llega con el aval de su amigo Leo Messi

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El Barça pisa el acelerador de los fichajes y toma la delantera. André Gomes y Vietto refuerzan la plantilla y cierran el capítulo de las contrataciones. Este año los deberes se han hecho con rapidez, no se dejan para última hora. En una semana se han asegurado dos refuerzos que permiten equilibrar la plantilla que ahora anda sobrada de jugadores. Llega el momento de vender bien y hacer caja para equilibrar el balance económico. Todo lo contrario del Real Madrid, que sigue mareando la perdiz con las ideas poco definidas. Zidane pinta poco y Florentino ha perdido el talonario. Ni fichan ni traspasan, todo lo contrario, crean polémica y han perdido poder en el mercado. Es la diferencia entre un club donde hay una estructura deportiva que funciona con profesionalidad y otro donde todas las decisiones pasan por el presidente que además hace de director deportivo. 

Vietto pudo venir hace un año después de su magnífica temporada en el Villarreal pero la sanción de la FIFA le cerró el camino. A los 22 años es una apuesta de futuro, el cuarto delantero que pedía Luis Enrique pensando que las rotaciones del tridente serán obligadas la próxima temporada. La promesa argentina llega al Camp Nou convencido que al lado de su amigo Messi tiene mucho que ganar y aprender. De entrada prestigio, ya que fichar por el Barça relanza su imagen después de una mala temporada en el Atlético de Madrid, donde solo jugó 12 partidos como titular con el pobre balance de un gol. Es un jugador rápido, tiene gol y viene con la ambición de crecer al lado de su ídolo. Los dos comparten al doctor Poser, dietista italiano que ha logrado que Leo se encuentre a los 28 años en la mejor forma de su vida. A la hora de elegir, el Barça lo ha tenido claro. Prefiere a Vietto (22 años) por encima de Gameiro (29) y, encima, cuesta la mitad. 

EL DEDO DE VILLAR SEÑALA A LOPETEGUI

Una decisión tan importante para el fútbol español como la designación del seleccionador nacional la ha tomado Ángel María Villar sin consultarla a la Junta Directiva de la Federación. Increíble. Lopetegui fue designado por el dedo de un presidente que está en campaña electoral para dar el salto a la UEFA. Así y todo no es mala elección ya que es un técnico que ha trabajado en las selecciones inferiores y conoce bien la generación de futbolistas que tiene que tomar el relevo de La Roja que fue campeona del mundo en Sudáfrica. Lo curioso es que el favorito para el cargo, Joaquín Caparrós, perdió sus opciones porque al presidente Villar no le gustó el tour mediático que hizo para conseguir la nominación final. Se equivocó de táctica el entrenador y se quedó sin cargo.

POGBA, EL AUTÉNTICO CULEBRÓN DEL MERCADO

Pogba es un gran jugador pero no es un crack que gane él solo los partidos como son Messi o Cristiano Ronaldo. Tiene un potencial físico extraordinario pero a veces su fuerza se pierde sin beneficio del equipo. Estaba llamado a ser una de las figuras de la pasada Eurocopa de Francia pero no brilló lo que se esperaba ya que lo eclipsó la eficacia goleadora de su compatriota Griezmann. Si se confirma su marcha de la Juventus, será el traspaso del verano ya que se habla de 140 millones si incluimos los veinte millones que quiere cobrar su representante, el sinvergüenza Mino Raiola. De momento solo es el culebrón del verano. Mourinho lo quiere para potenciar al Manchester United pero los dueños americanos del club se niegan a pagar el gusto y las ganas por un jugador que ya vistió su camiseta. El Madrid también está en la pomada aunque Florentino se resiste a entrar en la subasta económica. Zidane lo ha puesto como número uno en su lista de refuerzos, pero si no venden a James, no tienen pasta para pagarlo. El presidente blanco salió muy tocado después de pagar por Bale lo que no valía y no quiere cometer otro error del que arrepentirse. Por cierto, varias veces, sobre todo en campaña electoral hace un año, parecía que el Barça estaba interesado en Pogba. Falso. Nunca pasó de un rumor, no encaja en el sistema de juego del equipo y rompería el equilibrio del centro del campo.