MI PARTIDO

Los jugadores se suicidan, las alarmas se disparan

Josep Maria Casanovas

LOS JUGADORES QUEDAN RETRATADOS. El Barça lo pierde todo en Valladolid. Pierde tres puntos que es tanto como tirar media Liga. Pierde la confianza de la afición que comienza a vislumbrar que esto es el principio de un final de ciclo. Pierde el orgullo y la identidad frente al colista. Pierde un partido en el que los jugadores muestran una falta de actitud y ambición intolerable. Y lo más grave es que todo esto se veía venir. La segunda derrota consecutiva en campo contrario confirma un bajón de rendimiento alarmante en el 2014. Acabaron líderes en el 2013 con cinco puntos de ventaja sobre el Madrid y en diez partidos de Liga han perdido trece puntos. Se están suicidando. Esta vez la culpa no ha sido del entrenador ni de la alineación, jugaron los mejores y ellos deben asumir la responsabilidad total de una derrota inapelable que deja al Madrid como favorito al título. El naufragio fue colectivo y los jugadores han quedado retratados.

NO APRENDEN LA LECCION. Ayer escribíamos en esta columna: “Si juegan a medio gas confiando solo en su talento, se pueden llevar un susto. El Valladolid saldrá al 120%, si el Barça baja al 75% las pasará canutas”. Por desgracia fue una premonición. No han aprendido la lección y volvieron a regalar la primera parte con una falta de intensidad que explica que el rival les pasara por encima. Ni ganas, ni ambición, ni fútbol. Todo lo contrario, jugaron andando, erráticos y desmotivados. ¿Cómo se explica esta actitud a quince días de visitar el Bernabéu? Para nosotros es inexplicable. Martino en la banda paseaba arriba y abajo sin decir nada y con las manos en los bolsillos. Todo muy triste. Tan triste como que al final del partido Busquets y Pedro reconocieran su falta de actitud y el Tata dijera lo contrario como si hubiese presenciado otro partido. Para él, solo faltaron ideas y movilidad.

UN PANORAMA NEGRO. A cuatro días de la visita del Manchester City se disparan las alarmas. La irregularidad de este equipo, si no rectifica el rumbo, le puede llevar a no ganar nada. Físicamente no dan la talla lo que es tanto como decir que la preparación está fallando. Falta intensidad, fuerza y velocidad. Han perdido poder de reacción, encajaron el gol en el minuto 16 y en toda la segunda parte solo chutaron una vez entre los tres palos. El entrenador se ve superado por los resultados. Martino es la viva imagen de la impotencia a la hora de modificar sobre la marcha el rumbo de un partido. Los cambios tampoco aportaron luz ni eficacia. Neymar sigue desaparecido. Messi ya no es decisivo. Zubizarreta, que no se moja ni debajo de la ducha, dice ahora que hay que reflexionar. Por este camino, la oposición cada vez tiene más argumentos para pedir elecciones anticipadas. El presidente Bartomeu comienza a darse cuenta que Sandro Rosell le ha dejado una silla eléctrica conectada directamente al marcador.