MI VERDAD

El ganador será un triunfador; el perdedor, un fracasado

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

EL DÍA DE MESSI. Vaya por delante que Messi no tiene nada que demostrar esta noche en Valencia. Lo ha demostrado en los últimos ocho años convirtiéndose en el mejor jugador del mundo y llevando al Barça a la etapa más gloriosa de su historia. Es injusto ponerle la pistola en el pecho pidiéndole más de la misma manera que no es verdad que se reserve para el Mundial. Si analizamos todo lo que ha ofrecido el crack argentino, podemos llegar a la conclusión de que es el Barça quien está en deuda con él. Solo hay un problema y es obligado reconocerlo: nos tiene muy mal acostumbrados ya que ha sido determinante en todos los éxitos y cuando las cosas se tuercen se le juzga con una severidad que no merece. Leo calla y encaja. Lo que no quiere decir que lo acepte y no se cabree. Tiene una espina clavada y le duele. La final de Copa le motiva especialmente, derrotar otra vez al Madrid todavía más. Hoy es el día que Messi quiere volver a ser Messi. Este título no le hará más bueno ni más grande, pero le puede hacer feliz. Y esto es muy importante para una persona que ya no se mueve por dinero ni por fama. Para Messi ser feliz es ganar y disfrutar. Esto es lo que intentará hoy con todas sus fuerzas.

EL BARCA ESTÁ AVISADO. El día que Cristiano se perderá una final es el día que Messi quiere romper el récord de imbatibilidad en la Copa de Iker Casillas. El Madrid, sin el crack portugués, intentará hacer lo mismo que hizo el Atlético sin Diego Costa. El hándicap de una ausencia tan importante la quiere compensar con un plus de intensidad. El Barça está avisado. Aunque su talón de Aquiles estará en la defensa a causa de las lesiones, tiene que evitar como sea que le marquen primero para no jugar con el viento en contra. Últimamente cuando encajan un gol se quedan tocados, sin el poder de reacción que antaño les distinguía. Pensar en alinear a Puyol como golpe de efecto psicológico nos parece un riesgo temerario si tenemos en cuenta que hace dos meses que no disputa ningún encuentro. Martino tiene que morir con sus ideas y no dejar que el vestuario le haga la alineación. Si el Barça juega como un equipo compenetrado y unido, puede neutralizar las individualidades del Madrid. Todos tienen que atacar y todos tienen que defender. Dejar espacios a los blancos es un peligro por la rapidez de su contragolpe. En definitiva, nos espera un partido donde el ganador será un triunfador y el perdedor se puede convertir en un fracasado. Así son las finales. No hay término medio.