MI VERDAD

El equipo se rompe por la mitad, este es el problema

Luis Suárez, Busquets y Neymar se lamentan durante el Sevilla-Barça

Luis Suárez, Busquets y Neymar se lamentan durante el Sevilla-Barça / sport

Josep Maria Casanovas

EL VERDADERO PROBLEMA. Los primeros análisis tras la derrota en Sevilla ponían en evidencia dos problemas. Al ataque le falta gol y la defensa es demasiado vulnerable. Aun reconociendo como ciertos los dos defectos, el verdadero problema del Barça de Luis Enrique está en el centro del campo. El equipo se rompe por la mitad, el campo se hace muy largo ya que han desaparecido los centrocampistas de toque que dominaban el juego y la posesión de balón. De jugar al tiki taka en la época de Guardiola se ha pasado a jugar al contraataque dejando un boquete en el centro del campo que explica que se pierda el control del partido. Cuando jugaban con Xavi, Iniesta y Messi, el centro del campo era la sala de máquinas donde se elaboraba el juego. Las líneas se juntaban y en consecuencia se atacaba y defendía en bloque. Era un esfuerzo solidario que tenía efectos positivos en ataque y que servía para que la defensa no se encontrara desamparada en los contragolpes del rival. Ahora el centro del campo está bajo mínimos. Con Iniesta lesionado, sin el concurso decisivo de Messi y sin poder contar con un comodín como Rafinha, Luis Enrique no tiene mimbres para tejer un centro del campo creativo. Rakitic es un buen jugador pero no es un director de juego. Busquets y Mascherano, cuando juegan juntos en el centro del campo, en vez de sumar, restan. No es una crítica, es la realidad.

CON Y SIN MESSI. El Barça ha pasado de ser un equipo al que le creaban una o dos ocasiones de gol los rivales, a sufrir en defensa más que nunca. Entre que los laterales juegan muy arriba y que los centrales no tienen la ayuda que necesitarían del centro del campo, los adversarios llegan con más facilidad a la portería barcelonista. Al Sevilla le bastó seis minutos de furia para batir a un Barça que ha encajado seis goles en los dos últimos desplazamientos y que suma ya siete partidos sin conseguir dejar a cero su portería. Todo este análisis nos lleva a la conclusión de que Messi es medio Barça. Cuando el argentino no está, los defectos se multiplican. Cuando él juega potencia de tal modo a sus compañeros que el nivel de juego crece. Lo vimos en el Manzanares cuando su aparición en el campo sirvió para derrotar al Atlético. Sin Messi, las limitaciones de la plantilla son más evidentes. Si el Barça llega a saber la racha de lesiones que venía, Xavi hubiese cumplido su último año de contrato y Pedro no hubiese sido traspasado a un Chelsea que no levanta cabeza.