MI VERDAD

Se va como se merece, por la puerta grande

Xavi se despide por la puerta grande

Xavi se despide por la puerta grande / sport

Josep Mª Casanovas

¡HASTA PRONTO, XAVI! Xavi Hernández se va como se merece. Recogiendo elogios y felicitaciones. Ganando títulos. Querido, admirado y respetado por la afición barcelonista. No ha querido nunca ser un crack, pero ha sido el más grande en su puesto y puede presumir de un palmarés incomparable. Es el jugador más laureado de la historia del Barça, 23 títulos le contemplan. Campeón del Mundo y dos veces de la Eurocopa con La Roja. Lo ha ganado todo y nunca ha dejado de tener los pies en el suelo. Amigo y compañero. Un ejemplo de profesionalidad y seriedad. Una persona que vale la pena por su humildad y sentimientos. Solo podemos decir cosas buenas del jugador que ha elegido el mejor momento para anunciar su marcha. Es muy difícil salir del Camp Nou por la puerta grande y Xavi lo está consiguiendo. Ha tomado la decisión más importante de su vida en el momento justo y lo ha sabido comunicar con el rostro sereno y las palabras justas. No es una despedida, es un hasta luego. Su objetivo es volver al Barça y cuando esto suceda, dentro de tres o cuatro años, puede hacerlo como quiera, director deportivo o entrenador. Su vida siempre estará ligada al fútbol. Por experiencia, carácter y conocimientos, está condenado algún día a dirigir el club de sus amores. Ahora toca jugar a otro nivel, formarse de cara al futuro. Se siente feliz por marcharse a Catar acompañado de su familia y dejar el Barça con la satisfacción del deber cumplido. 

SE LO MERECE TODO. Xavi es único e irrepetible. Sustituyó a Guardiola y le ha superado en todos los terrenos. Debutó con Van Gaal y se marcha con Luis Enrique. Todos sus técnicos hablan maravillas de él. No se sabe si es mejor jugador o mejor persona, yo creo que las dos cosas a la vez. Fue pieza clave del famoso tiki-taka que convirtió al Barça en el mejor equipo del mundo. Ha tenido la fortuna de jugar diez años al lado de Messi que es una especie de bendición divina. Se merece que le vayan bien las cosas en Catar, un país sin impuestos y con el Mundial del 2022 a la vista. Su gesto de rechazar una renovación de contrato hasta el 2018 le honra. No quiere vivir de la fama ni sentirse relegado. Confiesa que se hubiese equivocado si se hubiese marchado el pasado verano tras una temporada de decepciones. Aguantó como los valientes y el fútbol ha sido justo con él. Está muy cerca de sumar el segundo triplete de su vida, de tener la despedida soñada. Mañana en el Camp Nou, todos seremos Xavi.