A GOLPE DE AVE

La maravillosa partida de ajedrez de la final de Lisboa

José Antonio Abellán

Ya está dicho y escrito casi todo lo que sucedió en la final de la Champions. Pero, a mi entender, muy pocos la han analizado como lo que fue: una clarísima partida de ajedrez. No eran blancas contra negras sino contra rojiblancas pero en Lisboa se jugó una final de la Champions League que bien podría recordar a las partidas de campeonatos entre Gari Kasparov y Anatoli Karpov, aquellos dos geniales rusos que jugaban apasionadamente al ajedrez. Simeone y Ancelotti representaron sus papeles y los jugadores eran las fichas que movían sobre el tablero del Estadio de la Luz. Y es que, sin duda, la final de la Champions League fue una auténtica partida de ajedrez. Los entrenadores movieron fichas y determinaron el resultado final.

Dicen que Simeone se equivocó sacando a Diego Costa de inicio pero hay otros que piensan que fue una maniobra para condicionar a Ancelotti a preparar un dispositivo antidelantero hispano-brasileño. Dicen que el Cholo tenía previsto cambiarlo a los nueve minutos por un jugador de características totalmente distintas como es Adrián para romper la dinámica madridista. No lo sé. Pero, conociendo a Simeone, creo que es muy probable esta segunda teoría. Al entrenador argentino le daba igual arriesgar un cambio si con ello cambiaba la estrategia blanca. En ajedrez sería hacer una salida desconcertante por inesperada.

No sé, ciertamente, si la salida al campo de Diego Costa hizo dudar a Ancelotti o no pero sacó al campo a Khedira para hacer de Xabi Alonso, cuando el alemán era un jugador sin sitio en el campo por culpa de una larga lesión. Además, con el miedo en el cuerpo, trató de amarrar con Coentrao en defensa. Con ellos dos en el campo, le fue mal en el primer tiempo.

Donde se equivocó el Cholo fue en no intentar matar el partido tras el cero a uno. Tenía a Casillas como un flan chino y a la defensa madridista desconcertada. Sergio Ramos se desesperaba protestando ante todo y contra todo. Ahí podía haber acabado el partido el Atlético. No supo o no pudo. Creo que le dieron demasiado miedo los movimientos esporádicos que hacía el 'caballo' Bale en contraataques fulgurantes.

Pero Ancelotti reaccionó y cambió de táctica en el segundo tiempo. No podía seguir pensando en Diego Costa cuando el delantero atlético ya no estaba en el campo. Sustituyó a Khedira por Isco y a Coentrao por Marcelo y el partido fue suyo. Cambió defenderse por atacar y Simeone no acertó con la reacción. Sacó a Sosa en lugar de Mario Suárez como había ensayado en algunos entrenamientos para hacer un muro y se equivocó. Sosa se perdió en el partido, corriendo de un lado a otro, y al Atlético le faltaban hombres para sacar balones. Que empatase el Madrid era cuestión de tiempo. Lo hizo en el minuto 93. El árbitro le había concedido cinco minutos de gracia. Algo inusual en competiciones europeas. Pero daba igual. El segundo tiempo fue del Real Madrid.

En la prórroga, Simeone ofreció tablas a Ancelotti desde el minuto uno. Tablas para llegar a los penaltis con cierta garantía. Había perdido las 'torres laterales', con las lesiones de Filipe Luis y Juanfran, y los 'alfiles y caballos' del centro del campo estaban agotados. Quería jugarse la vida a cara o cruz. Pero el entrenador italiano ya había olido sangre y en tres jugadas anunció el jaque mate. Lo demás, sobró. Incluso, la exhibición estentórea de Cristiano Ronaldo. Hay quien asegura que antes o después aparecerá su torso desnudo en un anuncio.

Ancelotti ganó la partida y Simeone la perdió. Algo impensable. La pena es que, tras una campaña memorable, el Atlético haya caído igual que hace 40 años. Pero yo solo creo que es casualidad.