A GOLPE DE AVE

Me duele la selección y me duele España

José Antonio Abellán

No quiero hacer más leña de la selección española de fútbol. Ya se ha hecho mucha. Ni de los jugadores en conjunto o de forma particular. Ni siquiera de Vicente del Bosque. Se cometieron muchos errores y lo pagaron con creces. Lo pagamos con creces. El primer error fue de soberbia. Se lo creyeron. A los jugadores se les olvidó la máxima de Homero: “Cuando los dioses quieren castigar a los hombres, los vuelven soberbios”. Salieron al campo con una actitud que nos les correspondía por muy campeones del mundo que sean. Se creían clasificados, pero no lo estaban. Ya le habían ganado a Holanda y no se prepararon para sufrir. Su mentalidad era demasiado frágil y se quebró en el segundo tiempo... Incluso a Del  Bosque, que es la humildad personificada, la caída mental de la selección lo cogió a contrapié y no supo reaccionar. Falló en los cambios, porque no es lo mismo perder por dos que por cuatro. Y me duele que esa estúpida actitud de los jugadores rompiese tantos corazones.

Es posible, que los jugadores de la selección española nunca sepan el daño que hicieron aquella noche. Nunca sabrán la cantidad de gente que no durmió bien. No sabrán nunca cuántos niños tuvieron pesadillas. Niños con las caritas pintadas de rojo y gualda… Y todo por culpa de una simple falta de humildad de unos cuantos jugadores saciados de triunfos.

Sin embargo, estoy convencido que, como decía Miguel Hernández, no hay nadie capaz de ponerle al huracán ni yugos ni trabas, ni quien al rayo detuvo prisionero en una jaula. Y estos jugadores volverán. Han aprendido la lección y están enrabietados. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España.

Pero si me duele esa soberbia, me duele mucho más el comportamiento de los españoles en las redes sociales. Entiendo que era su válvula de escape tras un palo tan tremendo. Entiendo que tenían que darle rienda suelta a su gran decepción. Lo entiendo todo. Pero no entiendo la burla, la mofa y el escarnio. Se puede criticar pero no es de recibo llegar al insulto. Y eso me duele mucho.

Como le dolía a Miguel de Unamuno, me duele  el espíritu derrotista de España. “Soy español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo”. Y es terrible comprobar, una vez más, ese cainismo español que todo lo corroe. Parece como si muchos españoles estuvieran esperando que fracasase un grupo de futbolistas que nos lo ha dado todo y han puesto a España en la historia del fútbol.  Y eso que estoy convencido de que, aunque en España hay 40 millones largos de seleccionadores, ganarían por mayoría los que estaban de acuerdo con la selección que había hecho Vicente del Bosque. Pero, “cuídate España de tu propia España”, decía el poeta César Vallejo.

Es cierto que, en general, el aficionado al fútbol tiene poca memoria. Casi ninguna. A veces, parece que tuviese apenas tres segundos. Como Dory, el pez que lo olvidaba todo en 'Buscando a Nemo'. Pero en el fútbol español ese tiempo de memoria se reduce. No sé cuánto, pero se reduce. De otra manera, sería impensable. Es imposible que hayamos olvidado que esta selección, estos mismos jugadores y este mismo entrenador han hecho posible un sueño.

Pero yo soy de los que ven siempre la botella medio llena. De los que creen que mientras haya vida, hay esperanza. De los que piensan que en este Mundial no está todo escrito. Los ciclos, como los imperios, no se terminan en 45 minutos.