La cola de vaca

¡Bendita resaca!

Adriano, en el derbi de Copa ante el Espanyol

Adriano, en el derbi de Copa ante el Espanyol / sport

Jordi Jacas

No hay mejor remedio para la resaca, que por si no lo sabían tiene sus orígenes en la genética. Se estima que hay un 25% de afortunados seres humanos que nunca tendrán la ocasión de experimentar aquel incesante martillo pilón en la cabeza producto de una noche de excesos. Palabra, no hay mejor remedio para la resaca que una buena Purrusalda, una sopa a base de puerros, patatas y zanahorias de origen vizcaíno que sentará de maravilla a los culés que se desplacen a Bilbao, si como yo, pertenecen al 75% de la humanidad que ‘el día después’ sufrimos deshidratación cerebral, causa principal de ese martilleo indómito. 

Confieso que los tres Barça-Espanyol me han dejado resaca y me da que los tres Barça-Athletic  van por el mismo camino: polémicas arbitrales, expulsiones, lesiones, exhibiciones goleadoras… Una borrachera de emociones que nos ha hecho olvidar, cual etílico exceso, aquellos temores a los primeros partidos después del parón navideño. Si el año pasado estuve en San Sebastián, hoy estaré en Bilbao. 

Permítanme que les sugiera unos altos en el camino para refutar, si es el caso, el efecto de la Purrusalda. Tengo un amigo, cuyo nombre no citaré para evitarle más que seguras represalias, que utiliza la cocina vasca para cuestionar que la catalana esté en la cima de la gastronomía. Entre sus argumentos, uno rotundo “En cualquier ciudad catalana si una visitante escoge restaurante sin haberse informado de su oferta tiene muchas posibilidades de equivocarse, en Euskadi las posibilidades de error son mínimas”. O sea, que allí se come bien en todos los sitios.

También argumenta, y aquí discrepo, que a nuestra cocina le pasa lo que a la cantera del Barça hace años: “No saca chefs con aquella chispa que llegan a cambiar las reglas de juego gastronómico mientras que la vasca sí”. Tiene razón en la parte vasca porque, a día de hoy, hay nombres que despuntan como los de Iniesta o Busquets en su día.

Muchos de ellos están en Bilbao, o cercanías, que ya se sabe que lo bilbaíno supera los límites geográficos. Cerca de Lezama sobresale el Iniesta de la cocina basca actual, Eneko Atxa. Pura magia en ‘Azurmendi’, uno de los mejores restaurantes del mundo. Quien todo lo hace aparentemente sencillo, cual Busquets, es Josean Alija, chef de ‘Nerua’, restaurante ubicado en el Museo Guggenheim, continente que, sin duda, influye en su vanguardista cocina vegetal.

Pero si les tuviera que recomendar solo un restaurante, ese es ‘Andre Mari’, en Galdako, a diez minutos de Bilbao. Un clásico de la cocina tradicional vizcaína, enraizada en los sabores de la tierra y de servicio exquisito que se anticipa a la voluntad y necesidades del comensal. Y ahora que lo pienso, quizá sea por eso que, sin pedirlo, siempre me sirven la mejor Purrusalda que haya probado jamás.