LA OPINIÓN

Si Martino fuera holandés o catalán sería mucho peor

Joan Vehils

COMPARECENCIAS PÚBLICAS. Guardiola no aparecía nunca en una rueda de prensa sin antes preparársela a conciencia. Daba igual si era posterior a un frenético encuentro o tras unos días de vacaciones. Pep se reunía con su inseparable Estiarte y analizaban las posibles preguntas trampa para tener listas las pertinentes respuestas inteligentes. De este modo era más fácil que Guardiola cogiera a contrapié a un periodista que al revés. Ahora, las cosas han cambiado y es un argentino recién llegado el que se somete al interrogatorio tres veces por semana. Sin embargo, a Martino tampoco es fácil pillarle en fuera de juego. Sus ganas de aprender, su afán por hacer bien las cosas y el buen asesoramiento interno hacen que las comparecencias del nuevo entrenador estén repletas de contenido y buenos argumentos. Cuando el Tata explica sonriente que no se molesta por el debate sobre la posesión del balón y que su idea no es cambiar el estilo poco se le puede decir... A la postre, a estas alturas, la diferencia respecto a la temporada pasada es de solo dos décimas en favor del equipo de Tito. Es decir, nada. El debate es más profundo y va mucho más allá de la nacionalidad del entrenador. Ayer, Martino cometió el error de asegurar que parte del debate se genera porque no es ni holandés ni catalán. No es así. En realidad, si fuera holandés o catalán sería mucho peor. El problema es que aquí no nos conformamos con nada. Incluso ni ganando. Eso sí, quizás esa sea la clave de los éxitos del Barça.