LA OPINIÓN

La gran suerte de Mourinho

Joan Vehils

DE LA PLAYA, A LA CAPITAL. Los amigos que Mourinho dejó en Sitges cuentan que cuando el portugués estaba en el Barça era un tipo encantador. La verdad es que en aquella etapa, junto a Robson, ya era una hombre ambicioso, con una personalidad muy definida, pero a la vez cordial y cercano con los aficionados y periodistas que por aquel entonces cubríamos la información del Barça. Es cierto que en su etapa azulgrana no había tantos medios de comunicación, Internet apenas existía y, por supuesto, nadie podía imaginar lo que sería el facebook, el twitter o los móviles 3G. Dicen los pocos que ahora le tratan en la capital que en la intimidad sigue siendo una gran persona. Es cierto que en la intimidad madrileña muchos personajes nos sorprenden pero eso no le excusa de sus lamentables actuaciones y declaraciones públicas. Está claro que los títulos y el dinero, sobre todo el dinero, han cambiado a 'Mou'. Solo hay que ver cómo se sienta en el banquillo, cómo gesticula y cómo se expresa en la salas de prensa. Me atrevería a decir que está en el otro extremo de su presidente... Paradójicamente, la gran suerte de Mourinho es que su único jefe es su principal avalador. Florentino ha apostado fuerte por él y le permite todo tipo de caprichos. El fichaje de Modric es uno más. En una plantilla repleta de cracks parece inoportuno pagar cerca de cuarenta y dos millones por el croata. Quizá resulte que es el futbolista clave para ganar la Décima pero, a día de hoy, y de la manera que se ha hecho, es más una cortina de humo que un gran fichaje.