LA OPINIÓN
Cuando el señorío choca contra los sentimientos
EL MEJOR ESTADIO POSIBLE. Seamos realistas. A ningún culé le gustaría que el Camp Nou albergara una final de Copa entre el Madrid y otro equipo que no sea el Barça. Por tanto, la silenciosa oposición blanca a ceder el Bernabéu para la final del 30 de mayo es comprensible. Sin embargo, en esta ocasión, hay diversos factores que deberían llevar a Florentino a aplicar el señorío por encima de sus sentimientos y el de sus consocios. Vayamos por partes. El Madrid es el único campo cinco estrellas con capacidad para 80.000 espectadores al margen del Camp Nou. A todo eso, la ciudad de Madrid reúne las mejores infraestructuras para recibir a las aficiones de Bilbao y Barcelona. Además de hoteles y restaurantes, existe una excelente combinación para viajar en tren, avión o carretera. Y, por si fuera poco, el Rey Felipe VI, que asistirá a la final, vive en Madrid y el Barça y el Athletic están encantados de viajar a la capital. En definitiva, deportiva y técnicamente no hay discusión. Así pues, el presidente del Madrid tiene una ocasión única para demostrar el señorío del que siempre alardea y, en una muestra de respeto a las dos aficiones, ceder sin complejos el Bernabéu. Otra cosa es que determinados intereses políticos prefieran que la final entre vascos y catalanes se dispute lejos de Madrid. No obstante, la decisión debería tomarse con argumentos estrictamente deportivos y, si así lo hacen, no hay duda: el mejor estadio para celebrar este partido es el Bernabéu. Dicho esto, verán cómo, entre unos y otros, se decantarán por Valencia. El poder es el poder...
- Rajada de Xavi contra el árbitro: "Ha sido un desastre...
- El 1x1 del Barça contra el PSG
- Rafa Márquez es el elegido
- Roberto Brasero alerta a los españoles: "A partir del jueves...
- Gündogan: "Se lo hemos regalado al PSG
- ¡Mensajes cruzados! La contundente respuesta de Kounde a Gündogan
- Barcelona - PSG, en directo hoy: alineaciones, horario y dónde ver el partido de Champions League
- El PSG, el árbitro y los errores propios despiertan al Barça del sueño europeo