LA OPINIÓN

El conflicto entre Messi y Luis Enrique fue positivo

Messi y Luis Enrique, en una foto de archivo

Messi y Luis Enrique, en una foto de archivo / sport

Joan Vehils

Gestión interna. Dos días antes de que finalizara el año, Bartomeu juraba y perjuraba, en privado, que no echaría a Zubizarreta. Unos días más tarde, el propio presidente, esta vez en público, medio desmentía algunas informaciones que desvelaban un grave conflicto entre Messi y su entrenador. Lo cierto de esta historia es que el día de la cabalgata de Reyes, Zubi fue destituido y que entre Leo y Luis Enrique hubo una de las broncas más grandes que se recuerdan en el vestuario. Dicho esto, todos, desde el presidente al último utillero, pasando por el entrenador, los capitanes y el propio Leo, han sabido reaccionar, y lo que antes era un problema ahora es una solución. Me explico. Al margen de la mal explicada destitución de Zubi, el presidente ha cogido el toro por los cuernos y ha hecho de presidente, de director deportivo y de pacificador...

Por un lado, ha ordenado rectificar a Luis Enrique en alguna de sus discutibles decisiones y por otro, ha logrado que Messi pensara más en el equipo que en sí mismo. Hay que reconocer que el entrenador ha actuado en consecuencia cambiando parte de sus métodos de trabajo y Leo ha dado un paso atrás en lo personal y muchos adelante en lo deportivo. A todo eso, el papel de los capitanes mediando entre unos y otros también ha resultado decisivo. Pues eso, que en menos de dos semanas, el equipo ha sufrido una fantástica transformación. Ayer, Mathieu reconoció un conflicto que en su día todos escondieron. Está claro que con la verdad por delante y afrontando las cosas de cara, todo es más fácil. Nunca antes un conflicto tan grave acabó de mejor manera.