LA OPINIÓN

El Barça de Bartomeu y el color del dinero

En el fútbol actual no hay que perder los valores, pero tampoco dejarse llevar por los sentimientos

En el fútbol actual no hay que perder los valores, pero tampoco dejarse llevar por los sentimientos / sport

Joan Vehils

EL COLOR DEL DINERO. Bartomeu ya lo tiene todo listo. Días antes de las elecciones renovó a Luis Enrique, su entrenador, se rodeó de los directivos que él mismo eligió y fichó a su propio equipo ejecutivo. O sea, que la etapa Rosell se dio por finiquitada. Ni él puede excusarse en el anterior presidente ni, desde fuera, pueden atacarle argumentando que Bartomeu está aún en manos de Rosell. Nada de eso. Ha tomado decisiones propias, muchas de las cuales no han gustado a Rosell y ahora todo lo que sucede en Can Barça es responsabilidad exclusivamente suya. El reto es infinito, tanto desde el punto de vista deportivo como económico, aunque es cierto que los dos van muy vinculados. Para ganar se necesita invertir en fichajes y para poder fichar se necesita tener dinero en el banco. En la próxima Asamblea, Bartomeu tiene previsto dar novedades del Espai Barça y cómo financiar dicho proyecto. Y, claro, la única manera es tener a unos buenos patrocinadores. Solo así, inyectando altas cantidades de dinero externo, será posible construir un estadio moderno y seguir ganando títulos. No hay más. De lo contrario, si se quiere seguir gestionando el Barça como una empresa familiar se quedará en eso, en un club familiar que no tendrá ninguna opción frente a los todopoderosos clubs europeos. Tendrá, pues, Bartomeu que tomar decisiones controvertidas pero en el fútbol de hoy en día es tan importante el color del dinero como el de la camiseta. No hay que perder los valores pero tampoco dejarse llevar por los sentimientos. Un equilibrio complicado.