La presión desnuda a los cracks

Vasos comunicantes. Si el fútbol es tan grande es, entre otras razones, porque hace cambiar las emociones en cuestión de horas. Hace solo tres semanas, el Barça se incendiaba en Anoeta con Messi en el banquillo y el Madrid, pese a perder en Valencia, vivía días de vino y rosas con agasajos de oro, incienso y mirra para Cristiano Ronaldo. En otra palabras, Messi no era feliz y Cristiano era el centro del mundo. Hoy, Leo vuelve a sonreír, a marcar goles por un tubo y a divertirse con Neymar mientras Cristiano es más noticia por las patadas y puñetazos que va dando por ahí que por los goles que últimamente marca. Barça y Madrid, Messi y Cristiano, siempre vasos comunicantes.

Miren, no es la primera vez que Cristiano demuestra que no sabe perder, que le vence la ansiedad, la impotencia por superar la adversidad. El Madrid se estaba dejando dos puntos en El Arcángel y él no daba una a derechas. En esas, que suelta un puñetazo que el árbitro no ve. Después, otro puñetazo y una patada. Demasiado ostentoso, el árbitro le expulsa y al marcharse surge el auténtico Cristiano, el que necesita provocar para disimular su frustación. "Yo soy campeón del mundo y vosotros unos pringaos", viene a ser el resumen de la escenita del escudo...

Está claro que la presión desnuda a las personas y también a los cracks del fútbol, que por su influencia sobre la sociedad deberían contener sus instintos más primarios. Cristiano siempre queda en pelotas, ¿recuerdan las peinetas y aquello del "guapo, rico y bueno"? Pues eso, que bajo presión también es mejor Messi que CR7 y ha vuelto a demostrarse con su reacción en la crisis del vestuario culé. Podía quemarlo todo o buscar soluciones por el bien del equipo. Y ha preferido tirar del Barça con goles y buen fútbol. Es el más grande.