El Luisenriquismo tendrá que esperar

NO MAS DUDAS. Entiendo que Luis Enrique llegara al Barça con sus ideas y el objetivo claro de abordar el cambio de ciclo para el que le contrataron. Era una condición sine qua non que, sin embargo, dependía del perfil y el éxito de los fichajes que el club realizara. Solo cambiando los actores principales se puede hacer otra película. De ahí que si en la zona de elaboración del juego, de la que excluyo la defensa, solo Rakitic se puede considerar una incorporación potente no existan demasiados argumentos para cambiar el guión del film. Todos los equipos han de jugar según las condiciones de sus jugadores, buscar inventos contra natura es complicarse la vida, si no ir directamente hacia el suicidio deportivo.

Luis Enrique o, mejor, su teoría de la evolución hacia otro sistema de fútbol más directo, está hipotecado por la mediocre política de fichajes. Rakitic es un gran jugador, pero no el líder de un estilo, y Rafinha está en proceso de maduración. Cepillarse así, por las buenas, a Xavi no era la mejor decisión. Menos mal que el “xavicidio” no se consumó, pues ahora, sin el de Terrassa y con un Iniesta medio lesionado al que le cuesta encontrar su mejor momento de forma, el retorno al tiki-taka sería mucho más difícil.

Pero hay más. Messi retrasado, la idea original, tampoco tiene el recorrido previsto porque le aleja del área y se pierde poder realizador. Además, la tardía incorporación de Suárez no ha ayudado a madurar la intención. Total, que después del bache ante el Madrid y el Celta, el equipo se ha acercado otra vez al tiki-taka y los resultados no se han hecho esperar. Cinco goles al Sevilla y cuatro al APOEL, con seis de Messi. Es la resurrección total a partir de los principios fundamentales del cruyffismo/guardiolismo. El Luisenriquismo tendrá que esperar. Ya no se admiten más dudas.