ESTO ES LO QUE HAY

Luis Enrique, como Pep y Cruyff

Luis Enrique, en un momento de la fiesta del triplete en el Camp Nou

Luis Enrique, en un momento de la fiesta del triplete en el Camp Nou / sport

Joan Mª Batlle

La fuerza del balón. Hace solo seis meses, Luis Enrique era un entrenador agonizante, con todo en contra, el jugador numero uno del mundo y figura del equipo, la prensa, la afición y los resultados. ¿O sería mejor empezar por los resultados? Sí, sí, seguramente, porque son los que le hacían estar en el lado oscuro del club, a excepción, si acaso, de su mala relación con Messi, que bien mirado podía ser la génesis de los malos resultados. En cualquier caso, lo que sí es seguro es que los resultados le dan todo el poder medio año después. Renegar hoy de Luis Enrique es casi tan pecado mortal como cuestionar a Messi, y más en plenas elecciones a la presidencia, donde hay líneas rojas que no se pueden traspasar. Él es una.

El caso Luis Enrique es la enésima demostración de que el fútbol es un tiovivo sin control, que un balón que da en el poste y entra o va fuera marca el destino de un entrenador, de un futbolista y, también, de un presidente. Bartomeu está en las mismas que Lucho después de un medio año apasionante en el que ambos han pasado del cero al cien. Lo que está claro es que resistir es vencer. Bartomeu pudo echar a Luis Enrique el día de Reyes para salvarse él, pero optó por mantenerle y someterse al juicio del socio avanzando las elecciones. Esta vez el balón dio en el poste y entró y, además del triplete, el Barça ganó la consolidación de un técnico con personalidad que ahora será mánager plenipotenciario que dirigirá al equipo desde el banquillo, decidirá los fichajes y marcará la línea deportiva a seguir. Es la fuerza del balón, que lo da y lo quita todo y que en esta ocasión ha dado al Barça el punto de cordura para que se organice en torno a la figura de un líder, que es cuando mejor le ha ido todo, con Pep, con Cruyff... ¿o no?