ESTO ES LO QUE HAY

Los fichajes no eran tan malos...

Claudio Bravo ha echado el candado a la portería del Barcelona en 16 partidos

Claudio Bravo, un fichaje acertado / sport

Joan Mª Batlle

Aciertos... Esta tenía que ser una temporada de cambio y el Barça ha cambiado, esto es indiscutible. Había que cambiar al entrenador, al portero, a, por lo menos, un central, a un centrocampista y quedaba la guinda de un delantero. Cambios en todas las líneas y en puestos estratégicos, en lo que es la columna vertebral del equipo. Todos estos fichajes, y algunos más, nueve meses y mil discusiones después, el Barça está donde todos queríamos que estuviese, líder en la Liga, en la final de Copa y con un pie y medio en las semifinales de Champions. Más no se puede pedir.

Pues bien, no puede decirse que los fichajes hayan salido mal. Por lo menos, los más importantes, los que tenían que marcar las diferencias. Miren, el portero, los porteros, han hecho olvidar a Valdés y esto es lo mejor que se puede decir de ellos. Bravo es una garantía, está en la madurez de su carrera, sobrio, ágil, notable con el juego de pies y muy centrado psicológicamente para vencer, como ha vencido, en un plis-plas, el síndrome de la portería del Camp Nou. Pero Ter Stegen también tiene mucho que decir, con cualidades y coco para salir en Copa y Champions como si jugara cada domingo. Hay presente y futuro. Gran acierto de Zubizarreta, como le recordó el sábado Luis Enrique a Bartomeu... él sabrá por qué.

Suárez es el otro gran  acierto. Se complementa a la perfección con Messi, especialmente, y Neymar y aporta el remate y contundencia que le faltaba al ataque. Un crack.

Lo de los centrales fue un culebrón que, junto al fiasco Douglas, le costaron el cargo a Zubizarreta. Poca paciencia que tenemos, pues Mathieu ha acabado dándole la razón a quien le fichó. Y como Rakitic cumple sobradamente con las exigencias del guión de Luis Enrique, pues al final ha resultado que los fichajes no eran tan malos. Sí ya sé, Vermaelen, Douglas... dos de siete. Si fuera al revés, el equipo no aspiraría a todo como aspira.