Leo no es Ronaldo ni Ronaldinho

El mejor crack. Las palabras ambiguas de Messi unidas al momento de dudas futbolísticas que embargan al Barça han formado un cóctel explosivo que ha dado la vuelta al mundo. Cada medio, cada entorno, lo ha interpretado según sus intereses. En Madrid, por ejemplo, juzgan que es el principio del fin de Leo en las filas del Barça y han echado más gasolina al fuego para avivar un incendio del que aprovecharse. En Argentina aparecen como los únicos que entienden y dan cariño al futbolista, pues allí es donde acude a sincerarse. ¿Y el Barça? Pues el Barça busca la concordia y se asegura de que nada ha cambiado en la cabeza del jugador.

Desde la perspectiva de la relación de Messi con el club, yo creo que no nos encontramos ante un caso conflictivo. Leo no es Ronaldo ni Ronaldinho, por poner los dos casos más claros de estrellas que han salido por la puerta falsa. Tampoco es Maradona, argentino como él y número uno del mundo en su momento. Diego tenía un entorno complicado y una vida digamos desordenada que precipitaron el divorcio. Nada que ver con Messi, de quien no me cansaré de repetir que es el crack más comprometido que he conocido. A partir de aquí, creo que es muy fácil llevarse bien con él. Solo hay que escucharle y tratarle como merece. Como decía, no tiene ninguna vocación de ser un Ronaldo, que se fue por dinero al Inter dos horas después de haberse comprometido a renovar. Ni tampoco hay que temer que acabe como Ronaldinho, que un día decidió que ya se había cansado de ser fubtolista de élite y escogió vivir la vida, la ‘dolce vita’, para ser más exactos. Afortunadamente, tampoco se parece a Figo, él nunca traicionaría al Barça. Así es que podemos estar razonablemente tranquilos. Ha crecido en el Barça, quiere al Barça y solo necesita sentir que el barcelonismo también le quiere a él.