ESTO ES LO QUE HAY

La ecuación Larsson

Larsson se ha convertido en un ídolo allí donde ha estado

Larsson se ha convertido en un ídolo allí donde ha estado / sport

Joan Mª Batlle

Hace ya once años que Larsson llegó al Barça y nueve que se fue. Y lo que en principio era un fichaje de relleno, que despertó muy poca ilusión entre los aficionados, acabó convirtiéndose en un referente largamente añorado. 

Con Larsson nació el plan B. Con 33 años cayó en el sitio justo y en el momento adecuado, en un Barça que tras unas temporadas desesperantes retomaba la idea de lo que años después bautizaríamos como tiqui-taca. Un Barça con estrellas deslumbrantes como Eto’o y Ronaldinho en la delantera, a la espera de que un tal Messi irrumpiera y arrasara con todo. Un Barça con identidad propia que necesitaba de un ángel salvador para cuando se le torcieran las cosas con sus cracks y su modelo. Pero tenía que ser un ángel sin demasiadas ínfulas, humilde y ambicioso a la vez, que no creara problemas a los cracks, que aceptara ser suplente, comprometido, que no ganara demasiado dinero... El sueco cumplía con todo ese perfil de anti-crack y por eso se ganó el cariño de la afición.

Nueve años después, se le sigue echando de menos. Tantas veces hemos hablado de encontrar a un nuevo Larsson que parece que el sueco fuera Messi. No lo era, pero está relacionado. No es fácil vivir a la sombra de Messi, Suárez y Neymar, como en su época de Eto’o y Ronaldinho. Pocos aguantan la suplencia, y el caso de Pedro lo demuestra. Lo ideal sería que la cantera se encargara de este puesto especial, pero entonces se corre el riesgo de cortar la proyección de la promesa en cuestión. Ahora están Sandro y Munir, pero mejor sería que jugaran en otro equipo para seguir creciendo y soñando con el Barça. Por eso la ecuación no se resuelve. La cantera puede rentabilizarse (Adama, Deulofeu, ¿Sandro?) y el veterano que llegue puede convertirse en un prejubilado de lujo. Cuesta mucho encontrar un chollo como Larsson. Es más difícil fichar a un anti-crack gratis que a una estrella por una millonada. 

Lo del bueno, bonito y barato es un milagro en el fútbol de hoy. O eso, o los secretarios técnicos de esos nueve años son muy torpes...