ESTO ES LO QUE HAY

Del Tiqui-Taca al Contra-Taca

Messi estará varias semanas fuera de los terrenos de juego

Messi estará varias semanas fuera de los terrenos de juego / sport

Joan Mª Batlle

A la fuerza ahorcan. O no. Pero el Barça de Luis Enrique cada vez se parece menos al de Guardiola e incluso al originario tiqui-taca de Cruyff. Ahora, momentáneamente sin Messi ni Iniesta ni Rafinha, no queda otro remedio que recurrir al fútbol directo y al contragolpe, pero las decisiones técnicas que se han ido tomando en los últimos años indican que la evolución del juego es una idea madurada y no un recurso puntual.

Vamos a ver, a Luis Enrique se le fichó con la obligación de cambiar un ciclo tras el año en blanco del Tata Martino. El nuevo entrenador lo afrontó con jugadores de perfil muy distinto al de los maestros del tiqui-taca. Rakitic tiene cualidades, pero no las de Xavi, que cedió protagonismo, y el fichaje de Suárez como '9' clásico cambió uno de los mandamientos del guardiolismo. El proyecto se puso en marcha con muchas turbulencias pero el final fue apotéosico. El Barça había cambiado, jugaba con delantero centro, abría menos el campo, era más físico, más fuerte y más rápido que técnico y controlador, pero ganó los tres títulos y los ganó a lo grande. Todos contentos.

El proceso sigue en marcha. El adiós de Xavi lo condiciona todo. Iniesta se ha quedado demasiado solo, aunque Messi hace de Xavi, de Leo y de lo que haga falta. Pero la estrategia es la que es, ahora se traspasan extremos, Pedro, Adama, Deulofeu, cuando antes Guardiola los buscaba en la cantera, Pedro, Tello, Cuenca... Y antes se dejó marchar a Thiago, sin que aparentemente importara demasiado no preservar la escuela jugona. Total, que el Barça de Luis Enrique lo fía casi todo al talento arrollador del tridente y a la transición directa y rápida. Al contraataque, vamos. La cuestión es que este Barça necesita estar fino físicamente para marcar diferencias, de ahí que la rémora de la gira veraniega se acuse en este principio de temporada. Y ocurre que a menos jugones, hay más velocidad pero menos control. Y con menos control se conceden más ocasiones a los rivales. Si los partidos se convierten en un ir y venir, el tridente ha de machacar, no queda otra, porque el adversario tendrá más oportunidades de hacerlo que antes. En esas estamos ahora, pues sin Messi la dificultad se multiplica por cien.