ESTO ES LO QUE HAY

Ha costado, pero lo ha entendido

Luis Enrique ha entendido que el líder único es Messi. Le ha costado, pero lo ha entendido

Luis Enrique ha entendido que el líder único es Messi. Le ha costado, pero lo ha entendido / sport

Joan Mª Batlle

Esta noche, en el Calderón, Luis Enrique repetirá equipo por cuarta vez en seis partidos. ¡Todo un récord! Y ya no se trata solo de un equipo, si no del EQUIPO, en singular y en mayúsculas, si me aceptan que el cambio de portero copero es una circunstancia admitida por el grupo. Está claro que algo ha cambiado en la mentalidad del entrenador. Y si por otra parte escuchamos declaraciones de jugadores importantes como Neymar, que reconocen que todos habían cambiado de actitud, tendremos la fotografía exacta de la metamorfosis que se ha producido en el Barça.

La clave está en que Luis Enrique ha entendido que el líder único es Messi. Le ha costado, pero lo ha entendido. De aquel “el líder soy yo” con el que presentó sus credenciales como entrenador del Barça a la situación actual media casi un abismo. Aquí no se trata de hacer sangre de nadie ni de desautorizar al técnico, eso tampoco hubiera resultado y los jugadores lo sabían en el momento en el que decidieron dar el paso adelante para restablecer una paz que se había roto. No es autogestión, es un pacto, el pacto de Reyes, que estableció un nuevo orden en el que debería quedar meridianamente claro que no se puede ir contra Messi, pues ir contra Messi es ir contra el resto de los jugadores, especialmente los pesos pesados que ya hace muchos años entienden y aceptan que Leo merece un trato especial, que hay un Barça con un Leo feliz y motivado y otro, infinitamente peor, con Leo descontento y desmotivado.

Insisto, ha costado, pero Luis Enrique lo ha entendido. Y lo ha hecho, además, de la mejor manera posible. De una forma inteligente, por sentido común, como consecuencia y no como imposición. Sin malos rollos. Y de ahí que la situación sea sostenible y tenga el recorrido necesario para poder optar a todos los títulos. El líder y el entrenador se hablarán más o menos, pero tirarán del mismo carro y evitarán agresiones. A partir de ahí, el entrenador hace el trabajo y el equipo en función del líder. Las rotaciones por decreto no tenían ningún sentido, básicamente porque el líder y muchos jugadores no las entendían. Ahora todo ha vuelto a su lugar. El Barça vuelve a estar listo para ganar.