ESTO ES LO QUE HAY

Bien está lo que bien acaba, pero...

El equipo debe reflexionar sobre el partido más allá de la euforia de la victoria

El equipo debe reflexionar sobre el partido más allá de la euforia de la victoria / sport

Joan M\ Batlle

Jugar con fuego. El Barça consiguió en la última jugada del partido una victoria de prestigio y quién sabe si, a la vez, salvó su suerte en la Liga. Valencia era una salida difícil que tenía que evaluar la solvencia de un equipo que en las dos anteriores salidas ante rivales de nivel (PSG, en la Champions y Madrid, en la Liga) había caído derrotado. A la tercera fue la vencida y el equipo de Luis Enrique impuso su ley, pero la lectura del partido no puede hacerse, únicamente, desde la euforia del triunfo ni desde la certeza de que el árbitro anuló un gol legal a Suárez.

Insisto, bien está lo que bien acaba, pero el entrenador y los jugadores barcelonistas deben reflexionar seriamente sobre el desarrollo de un encuentro en que el Valencia tuvo más oportunidades de las deseadas y el Barça, menos de las esperadas. Esto es así cuando Piqué saca un gol seguro bajo los palos y Bravo hace dos paradones antológicos. Y cuando el rival se planta en el área con peligro en varios contragolpes precedidos de otras tantas pérdidas de balón. El resumen es dificultades para crear ocasiones y, a la vez, para mantener el control del partido. Y, seguramente, la razón hay que encontrarla en el centro del campo, donde Luis Enrique hizo una revolución colocando a Mascherano y Busquets junto a Xavi, el argentino como medio centro y el catalán de interior. El entrenador buscaba más fuerza y contención y se encontró con que el equipo perdía control y creación. La prueba está en que cuando salió Rakitic por Mathieu y Mascherano y Busquets volvieron a sus posiciones el Barça tuvo sus mejores ocasiones y fraguó su victoria.

Esperamos más del Barça de Lucho. Jugando así juega con fuego. No hay más que comparar el centro del campo de años anteriores, Busquets, Xavi, Iniesta, con el de ayer, Busquets, Mascherano, Xavi. A buen entendedor, pocas palabras bastan... ¿o no?