Leicester: los hinchas ya sueñan con la gloria

 “Leicester es la ciudad de Inglaterra donde hay menos ingleses”. Robert Samuels, profesor en Londres y que vivió varios años en Leicester, mantiene el contacto con sus amigos de allí y disfruta del éxito de los zorros, a los que sigue en la distancia con la misma pasión que antaño, cuando acudía al King Power Stadium.

Ahora se plantea acudir a Old Trafford, donde el equipo de Claudio Ranieri podría proclamarse campeón en caso de ganar al Manchester United, una ruta que estará muy poblada desde el estadio de los zorros.

“Allí se abraza un irlandés con un pakistaní. Y este pakistaní con un indio y a la vez con un norirlandés, un chileno o un coreano. No he visto eso en ningún otro estadio” descubre Samuels, quien asegura que la realidad de Leicester, más allá del fútbol, merecería un estudio muy profundo.

En Filbert Way no atienden a estudios de esa índole ahora mismo. “Es fantástico, absolutamente fantástico e increíble” proclama David Clouds, un taxista que de camino al King Power Stadium se desata al proclamar ese sueño que abraza a todos los fans del líder, entregados a los suyos sin discusión.

“Antes casi todas las camisetas que vendíamos eran del Manchester United. Algunas, del Arsenal y contadas del Chelsea además de Barça, Real Madrid o Bayerm... ¿Quién iba a gastarse unas libras en una camiseta del Lester? Y ahora tampoco puedes comprar del Leicester… Porque están agotadas!” afirma Lina, vendedora en una tienda del centro de la ciudad y que advierte que ni en el estadio se pueden encontrar.

Acostumbrado a buscar a su equipo en un pie de página del diario de turno, el hincha del Leicester lleva un año de vértigo. Sentenciado al descenso a siete jornadas para acabar la temporada pasada hoy contempla el título como una posibilidad, más que real, al alcance de la mano. Y sueña. Sueña como nunca imaginó.

“Pensábamos que ya habíamos hecho nuestro milagro. Salvarnos fue el éxito y era el objetivo esta temporada” conviene Colin Hall, un tipo que hace “45 años” sigue a los zorros y no podía imaginar mayor alegría que la Copa de la Liga ganada en 2000.

EL EQUIPO DE CASI TODOS

“Inglaterra quiere que ganemos y eso se nota en todos los campos que jugamos” tercia a su lado Dave Richards, con quien ha visto al Lester esta temporada en Manchester, Stoke on Trent, Birmingham, Newcastle, Londres (tres veces) o Sunderland, además, claro, de todos los partidos en casa.

“Pensamos en el cuándo podemos ser campeones pero ni lo decimos entre nosotros” grita Steve Blonde, para quien el título sería (“será” dice en voz baja) “la mejor leyenda de la historia del fútbol”, atendiendo al coste del equipo de sus amores.

Chris Walter, otro aficionado con muchos años de sufrimiento, recuerda que cuando se anunció el fichaje de Ranieri “todo el mundo se extrañó mucho”. “Fue chocante” afirma Hall, quien destaca que Nigel Pearson era “muy apreciado y querido porque nos subió desde tercera y consiguió la salvación impensable”.

“A Ranieri le cantamos en el estadio porque es de los nuestros” sostiene George Robinson, que con una pertenencia de 50 años inquebrantables sentencia, firme, que este es “un premio merecido”, una afirmación ofrecida por el propio entrenador italiano.

“Demostramos que se puede, que es posible. Que más allá del dinero de los grandes el fútbol ofrece estas posibilidades” sostiene Hall, quien conviene con sus amigos que la próxima temporada trasladarán este espíritu a Europa.

"Allí quiero que nos vean" resume Lee Jobber, el tipo del tambor que enamora en el King Power Stadium. Y que como todos los fans sueña despierto con celebrar un título impensable hace nueve meses.