Inglaterra

El efecto Guardiola

Pep ha empezado a dejar huella en el club de su nivel de exigencia

Pep se presentó oficialmente ante la prensa inglesa

Pep se presentó oficialmente ante la prensa inglesa / EFE

Pol Ballús

Pep dijo estar nervioso: “En mis primeras ruedas de prensa siempre estoy nervioso. Tengo miedo de vosotros”, soltó a los periodistas. La realidad es que Guardiola desplegó un primer discurso prudente ante la prensa. “Yo vengo aquí a aprender. Estamos aquí para intentar hacerlo lo mejor posible”. Anda de puntillas ante cualquier preconcepción sobre lo que le viene, pero deja, a cuentagotas, muestras de ambición del que afronta a un reto del que se ve capaz.

“Siento que es el mejor momento para llegar. Estoy aquí para intentar proponer mi idea en una liga tan física como la Premier”. Inglaterra está ansiosa para ver la capacidad del entrenador para imprimir su juego asociativo en una Premier que parece indomable. “No he estado aquí en campos con viento, lloviendo, nevando. Hay gente que dice que Pep no puede jugar en estas condiciones. Vamos a probarlo”, declaró el entrenador.

Lejos de la precaución de su mensaje, la realidad es que el efecto Guardiola ha revolucionado el Manchester City. Desde el club, todo el mundo está impactado por la metodología y la intensidad que marca el de Santpedor, capaz de plantarse un día a las ocho de la mañana, dos horas antes del entrenamiento, a las revisiones médicas de los jugadores para comprobar que todo esté en orden. De la misma forma, el catalán ha quedado impresionado con las instalaciones de un club entregado a él: “Si algo va mal, no será por las facilidades”, señaló.

Ante la Premier más globalizada, más rica, más importadora de talento de la historia, Guardiola afirma no saber si está ante su prueba de mayor dificultad: “Sé lo difícil que es aquí en Inglaterra encontrar un equipo que gane cuatro o cinco partidos seguidos. Quizás este sea el reto, ser muy constante”. En el reto le acompañará un Arteta que se perfila como hombre clave en el staff técnico. “Aquí tenemos un entrenador espectacular para el futuro”, lo definió Pep, y de momento le aportará lo que más le falta: experiencia en el futbol de esta isla.

De su pasó por Múnich, que calificó hace una semana como una de las mejores decisiones de su vida, aprendió la necesidad de impregnarse de sus jugadores para decidir qué camino trazar, sin perder su sello: “No puedo convencer a los jugadores de una cosa que no creo. Entre esto y sus cualidades, buscaremos el camino”.

En Manchester, Mourinho está cerca, pero aún lejos. Las distancias que marcó el portugués en sus primeras palabras fueron recogidas por Guardiola, que subscribió que deben evitar centrarse entre ellos, y no dudó en sentenciar que “jugar contra técnicos como Mourinho me ha hecho mejor”. Se enfrentan en pretemporada y a principios de liga, pero al menos habrá paz antes de la guerra.

El técnico rechazó hablar de fichajes, no era “ni el sitio ni el momento” apuntó, pero aparecieron varios nombres encima de la mesa. El primero el de un viejo conocido, Yaya Touré, jugador “con un talento inmenso” y que, a pesar de las especulaciones de este verano, tiene opciones de seguir en la plantilla. El otro apuntó a la posición de central, que es una absoluta prioridad para reforzar la plantilla. Su mejor hombre en defensa y capitán, Vincent Kompany, ha sido maltratado por las lesiones y la temporada pasado solo jugó 25 partidos en todas las competiciones. “De Vincent solo quiere que esté sano”, comentó. John Stones y Leandro Bonucci son los nombres en el horizonte.

“Conte es un genio táctico, a Klopp lo conocí en Alemania, también estará Koeman, un amigo… como entrenador, parece que será interesante”. Pep va con cuidado, pero tiene ganas. El día que llegó en Barcelona avisó a la afición que se abrochase los cinturones. Ayer, en la primera pregunta, los medios ingleses le preguntaron qué debían hacer ellos: “también abrocharlos, pero aquí por el otro lado”.