Descontento con la organización

Blanes acoge por cuarta vez en su historia la Copa del Rey. La instalación, la Ciutat Esportiva, es la joya de la corona, excesiva para una población de algo más de 39.000 habitantes y también por su altísimo coste (30 millones de euros): 7.000 metros cuadrados de superficie deportiva que incluye un polideportivo con seis pistas, todas ellas reglamentarias o dos campos de fútbol de hierba artificial.

Pero la localidad de La Selva sacará poco rédito: los hoteles aún no han abierto, esperan a Semana Santa, y no han querido adelantar fechas para convertirse en el cuartel general de los equipos. Esto ha llevado a que la comitiva de la Federación Española de Patinaje (RFEP), aficionados y uno de los semifinalistas, el Liceo, a instalarse en la población vecina, Lloret de Mar. Es allí donde hacen la mayoría de gastos.

El resto de participantes, hasta siete equipos, conviven en un pequeño hotel, el 'Petit Palau', con apenas 60 habitaciones, situado en la zona de 'marcha' de Blanes. Los equipos no piden lujos pero sí unos mínimos que no se estarían cumpliendo: la hora de la comida es un caos y, para rematarlo, no se sirve la dieta más indicada para un día de competición, como puede ser pasta o pollo. A cada equipo le han dado 12 litros de agua... y ya se buscarán la vida. Algún equipo, incluso, llegó al hotel y sus habitaciones no estaban ni siquiera preparadas. Y, un elemento básico para la preparación de los partidos, la sala de vídeo, brilla por su ausencia. Se ha instalado, de urgencia, en el comedor del hotel... retrasando considerablemente el horario de comidas... vamos, que hay más de uno que no está nada contento.