Tras la revelación de Hitzlperger

El fútbol sale del armario

La revelación del exinternacional alemán Thomas Hitzlperger sobre su homosexualidad ha abierto el debate por la poca visibilidad de jugadores profesionales gays

Lluís Miguelsanz

Ni árbitros, ni fichajes multimillonarios, ni compra de partidos. El gran tema tabú del fútbol es la homosexualidad dentro de los vestuarios. En los últimos cinco años solo cinco futbolistas profesionales han hecho pública su condición sexual en un mundo repleto de vejaciones, amenazas y vidas paralelas.

Las revelaciones de hace unos días del exinternacional alemán, Thomas Hitzlperger, el jugador más reconocido que ha tenido la valentía de expresar su homosexualidad, han reabierto el gran tema prohibido del deporte rey. El fútbol sigue encerrado en el armario. 

Hitzlsperger, exjugador del Sttugart, Aston Villa, Lazio o West Ham, entre otros, afirmó al semanario ‘Die Zeit’ que “he decidido anunciarlo para que este tema avance en el mundo del deporte. No se toma en serio en muchos países y es preocupante”.

Lo dijo tras retirarse, ya que nunca se atrevió a comentarlo en público por miedo a ser reprobado. Ocho futbolistas de la Premier League también han comunicado a su Federación su homosexualidad y han pedido amparo para ser aconsejados en los pasos que dar. Y, en Alemania, su Federación (DFB), envió este año un memorándum a los clubs titulado ‘Cómo hacer frente a la salida del armario en el fútbol’. La idea nació tras la publicación de una entrevista en la revista ‘Fluter’, dónde un jugador que no quiso revelar su nombre, explicaba las numerosas presiones y la angustia que sentía por no poder revelar su homosexualidad. En España, curiosamente, no se ha dado nunca ningún caso, algo que extraña simplemente por estadística.

La reconocida psicóloga deportiva, Patricia Ramírez, que ha trabajado en clubs como el Mallorca o el Betis, cree que aún queda mucho para normalizar la situación en España. “En el fútbol español estamos más preparados para aceptar la homosexualidad dentro del vestuario que en público. La presión siempre llega por fuera. La burla a la que pueden ser sometidos en campos rivales o en el propio pesa mucho. Todos los futbolistas tienen amigos homosexuales y hay mucho respeto. El problema llegaría cuando esto se explica abiertamente. Si en España no somos capaces ni de respetar a los árbitros, como se va a respetar a los homosexuales en el fútbol. Aquí a un jugador que no corre, el público le llama ‘nenaza’ y otras cosas por el estilo. La crítica, el insulto, la no aceptación puede afectar al rendimiento de un deportista de elite y, quizás, algunos prefieran mantenerlo en el anonimato”.

La presión del entorno e, incluso, de los clubs y aficiones, es el factor decisivo para abortar la salida del armario. Una encuesta realizada a 3.500 aficionados ingleses culpaba directamente a clubs y representantes de jugadores de la falta de visibilidad gay en el fútbol profesional. Más contundente es la exestrella de la NBA, John Amaechi, quien asegura que “quienes dirigen al fútbol son los que están creando este entorno negativo. Los aficionados solo se dejan llevar por la actitud que toman los dirigentes de este deporte”. De hecho, las campañas de apoyo realizadas en partidos de la Premier League han tenido un apoyo casi nulo de los jugadores. Aún así  el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ha asegurado que “hay futbolistas gays, pero no lo declaran porque creen que no serían aceptados en estas organizaciones de hombres. Pero el fútbol está abierto a todo el mundo”. Menos han ayudado frases como la que realizó hace unos años el polémico delantero italiano Antonio Cassano antes de la última Eurocopa. “Espero que no haya maricones en la selección”. O el razonamiento del capitán del Bayern, Philipp Lahm. “Hasta los políticos pueden salir del armario, pero ellos no juegan cada semana ante 60.000 espectadores. No creo que esta sociedad esté lista para aceptar a un jugador gay. Rara vez es políticamente correcto”.

¿Pero hay tantos jugadores que no se atreven a salir del armario? La psicóloga Patricia Ramírez asegura honestamente que “a mi no me ha dado nunca la impresión de identificar algún caso dentro de los vestuarios. Jamás encontré nada, pero esto puede ser normal. En un vestuario de fútbol masculino, el porcentaje de homosexualidad es mucho menor al que pueda darse, por ejemplo, entre los bailarines porque, ya desde niños, se identifican más con estos ambientes que son menos hostiles. Los niños que sienten su homosexualidad no tienden a decantarse a ambientes como el del fútbol, donde hay insultos como ‘mariconazo’ que ya se han transformado en lenguaje normal. Igual no salen futbolistas profesionales del armario porque no hay tantos casos”.

Pero los que existen viven, en su gran mayoría, en el anonimato o adoptando vidas paralelas. Así, el periodista televisivo alemán, Rolf Töpperwein, confesó ante las cámaras de la ZDF que “conozco personalmente a varios jugadores de la selección que han recibido compañía femenina e, incluso se han casado a pesar de ser homosexuales. Incluso, se destapó algún caso de ofertas de mucho dinero hacia actrices o presentadoras de televisión para que viviesen junto a futbolistas profesionales para guardar las apariencias. El tema, por el momento, ha quedado enterrado, aunque el gobierno alemán y su canciller, Angela Merkel, han pedido comprensión a los aficionados y han alentado a los futbolistas gays ha explicar abiertamente sus vidas. En Inglaterra, el gobierno y la Federación inglesa han apoyado varias iniciativas de apoyo durante jornadas del campeonato de Liga y el Liverpool, incluso, participa en el día del orgullo gay de esta ciudad.

Pero los miedos y las presiones del entorno siguen y, en la mayoría de casos, los futbolistas profesionales prefieren mantenerse en el anonimato. Patricia Ramírez cree que es difícil aconsejar en estos casos, aunque los futbolistas deberían hacer lo que consideren mejor para sus vidas. “A los deportistas de elite se les puede exigir por su rendimiento, pero nunca rendir cuentas por su vida personal. No hay una fórmula para estos casos. A veces, explicar abiertamente la homosexualidad puede crear una mayor presión al deportista y también al colectivo que tiene a su alrededor y eso puede afectar en el rendimiento. En otros casos, el deportista puede sentirse liberado si lo explica públicamente y resiste la presión que pueda conllevar. Es una decisión personal, pero pasarán a ser el centro de atención por una cuestión de vida privada y eso hay que saber gestionarlo. En ciertos ámbitos, como el fútbol, es razonable que se sientan más cómodos en el anonimato o explicándolo solo a los dos o tres compañeros con los que se tiene más confianza. En el deporte femenino, el porcentaje de homosexualidad es mayor porque hay más respeto. Las mujeres se sienten más cómodas y menos amenazadas. Con los hombres, es todo más incómodo”.

En España no se conoce un solo caso de un jugador que haya salido del armario. Muchos rumores, pero poco más. Desde la Asociación de Futbolistas Españoles se cuenta que no han tenido consultas entre sus afiliados, ni tampoco tienen previsto realizar alguna campaña de concienciación, aunque están abiertos a participar en cualquier iniciativa que se haga en contra de la homofobia si fuera preciso. Pero algo se mueve. Izquierda Unida acaba de presentar una iniciativa para que el gobierno impulse una guía similar a la elaborada por la Bundesliga para hacer frente a la invisibilidad de los futbolistas gays. El diputado, Ricardo Sixto, ha pedido a la Federación y la Liga que se impliquen en la iniciativa. Eso sí, durante la década del 2000, la ya desaparecida revista ‘Zero’ agitó el mundo del fútbol español ante la posibilidad de que un reconocido futbolista español saliera del armario en su portada. El revuelo que se generó en las redes sociales e, incluso, en el seno del deporte rey fue apabullante.

La revista ‘Zero’ que marcó una época hasta su cierre en el 2009 fue capaz de sacar del armario a todo tipo de personas de la sociedad. Aparecieron en su portada un sacerdote y un militar, pero nunca pudieron con el mundo del fútbol. Su cofundador y director, Miguel Ángel López, explica que fueron los mismos clubs los que provocaron tanta expectación. “Nosotros, a través de un conocido fotógrafo y periodista ya veníamos trabajando con futbolistas del norte de España. Planteamos un reportaje previo a la publicación de un libro. Un reportaje con futbolistas que creían que debían salir por compromiso social, a modo gayfriendly, no tanto con un futbolista gay, pero al final no se dio. Hubo una serie de futbolistas gays en el Madrid, el Barça, la Real Sociedad o el Athletic y fue un momento en el que recibimos presiones muy fuertes de varios clubs. El Real Madrid llegó al punto de negar lo que nosotros nunca habíamos dicho y nos comunicaba que tal jugador no era gay. El club se escandalizó y nos daba nombres que nosotros nunca habíamos dicho. Fue cómico y torpe. El Barça demostró mucha más sensibilidad en la comunicación. Hasta el propio Zapatero me preguntó quien era el futbolista que iba a aparecer en la portada. Todo lo removieron los propios clubs por su homofobia”.

Miguel Ángel López sí tiene claro que hay gays en el fútbol español. “Son muchos años y algunos jugadores hablaron conmigo o con mi equipo directamente. Son cosas que conocemos directamente y se han quedado ahí y fueron los propios futbolistas los que decidieron no darlo a conocer por motivos personales”. López asegura que “el fútbol es uno de los ambientes más homófobos de la sociedad. El fútbol es el deporte rey del negocio y eso lo hace aún más conservador. Hay miedo a asociar a cualquier deportista con la homosexualidad”.

El miedo que atenaza a cualquier jugador a exponer en público sus tendencias sexuales. El caso del alemán Hitzlsperger es demoledor. El futbolista convivió felizmente con una mujer durante casi ocho años. Se iban a casar el 7 de julio del 2007, pero el jugador se echó atrás en el último momento. En la actualidad ningún futbolista profesional en activo de las Ligas potentes de Europa ha salido del armario. Siguen encerrados esperando que el fútbol mueva ficha.