"Johan es Johan y John es John"

Neeskens coincidió con Raúl en el New York Cosmos

Neeskens coincidió con Raúl en el New York Cosmos / sport

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Hay situaciones que desearíamos no tener que vivir jamás. Desgraciadamente, en el fútbol modesto (y no tan modesto) los últimos tiempos disfrutar con tu trabajo, ganarte bien la vida y tener una estabilidad se han convertido en tres ítems prácticamente irreconciliables. John Neeskens (17-11-1993, Tulsa, Estados Unidos) ha tenido que lidiar siempre con la ‘carga’ que un apellido como el suyo supone. Decimos ‘carga’ entre comillas porque evidentemente las puertas que te puede abrir luego te las puede cerrar por culpa de esperar ciertas cosas que para nada tienen que suceder. Porque John es John y Johan es Johan, aunque el nombre sea el mismo en dos idiomas distintos (inglés y neerlandés). “He tenido que convivir con ello. Tiene sus pros y sus contras porque igual que me ha abierto camino también me ha sido difícil hacerle ver a la gente que no pueden esperar lo mismo de mí que de mi padre. Somos jugadores totalmente distintos. Para empezar, yo soy zurdo…”. John habla con naturalidad de ello porque a sus 23 años tiene la suficiente experiencia para hacerlo.

En su corta carrera como amateur, el hijo del mítico exjugador del Barça ha vestido ya seis camisetas distintas. Se formó en la cantera de la Damm, fichó por el Sant Andreu, se fue con Piti Belmonte al Badalona y luego probó fortuna en Estados Unidos. “Debuté y marqué en la MLS con Colorado Rapids. Luego fiché por el New York Cosmos, donde entrené con Marcos Senna y Raúl. En Los Angeles Galaxy pude hacerlo con Gerrard o Ashley Cole”, asegura John, que volvió la temporada pasada a España con un saco de vivencias enorme de Estados Unidos.

 “Tenía ganas de volver y estar con la familia. El proyecto del Gavà era ilusionante y me permitía hacer lo que más quería cerca de los míos. Al menos por un año”. Pero entonces llegó el infierno: “Empezamos con Juanma Pons, que decidió no hacerme ficha a poco de comenzar la temporada. Luego llegó Óscar Mena y hasta Navidad no pude empezar a jugar. Por aquel entonces el club ya era un polvorín. Pasó de todo, cada día era una situación surrealista distinta”. A Neeskens aún le deben unos 10.000 euros en salarios, puesto que “solo he cobrado un par de mensualidades”. “Quedamos décimos, salvamos mucho antes de lo previsto a pesar del mal rollo institucional. Total, para que luego lo hayan tirado por la borda en los despachos”.

Ahora, John está esperando una buena propuesta para quedarse en España. Tiene ofertas sobre la mesa y su deseo es quedarse en Europa para seguir demostrando que Johan Neeskens solo hay uno. Pero él es John, no Johan.