LA ESTRELLA DE LA EDICIÓN DE 2008

El MIC, el torneo que coronó a Neymar

Neymar empezó a convertirse en un icono en el MIC de 2008 cuando, con 16 años, en una de sus primeras experiencias en Europa, se convirtió en el jugador más aclamado del torneo

Esther Blasco

La fama mundial de Neymar no es fruto de la casualidad. Aunque en su primera temporada en el Barça, el brasileño no ha podido mostrar todo su potencial, los que conocen la trayectoria del delantero saben que su velocidad, capacidad de desborde, descaro y desequilibrio, así como la alegría que plasma en su juego son virtudes solo al alcance de los elegidos.

La edición del Mediterranean Internacional Cup (MIC) de 2008 fue prueba de ello. Un joven Neymar, de solo 16 años (cumplidos un mes antes de la cita), maravilló al más de centenar de ojeadores congregados en el Mundial infantil más importante del planeta. Ninguno de los conocidos como ‘grandes’ de Europa permaneció ajeno a aquella figura en ciernes que jugaba de mediapunta y que era imposible de detener cuando encaraba a los defensas con el balón en los pies.

Barça y Madrid tampoco pasaron por alto aquella exhibición que convirtió a Neymar, junto al ahora jugador del Liverpool, Philippe Coutinho, en las dos estrellas del campeonato. Aquel tándem prodigioso llevó a la ‘canarinha’ hasta la victoria en la categoría cadete. Tanto el club azulgrana como el madridista ya sabían de Neymar, pero fue el MIC quien acabó de convencer a las secretarías técnicas de los dos equipos al hacerse evidente que el chaval no se amilanaba a pesar de jugar a miles de kilómetros de sus casas.

La irrupción de Neymar en el torneo de la Costa Brava colocó el MIC en la agenda de los ojeadores de los mejores clubes. Hoy en día, sigue siendo una cita obligada para todos los conjuntos que piensan en futuro. Y es que no hay que olvidar que la lista de estrellas que han dejado su impronta en el MIC es interminable. Desde el mejor jugador del mundo, Leo Messi, pasando por Gerard Piqué, Cesc Fabregas, Jordi Alba, Bojan Krkic, Juan Mata, Marcelo… El MIC se ha convertido en una cantera inagotable de cracks.