Fórmula 1

Lance Stroll, de su 'cuna de oro' hasta la Fórmula 1

Lance Stroll, flamante fichaje de Williams, llega a la F1 precedido por su fama de niño rico pero también por sus éxitos. Su padre ha invertido en su carrera 50 millones de euros

Lance Stroll, de 18 años, nuevo piloto de Williams

Lance Stroll, de 18 años, nuevo piloto de Williams / sport

Laura López Albiac

Lance Stroll (Montreal, 1998) es el piloto elegido por Williams para sustituir a Felipe Massa a partir de la temporada 2017. Formará pareja con Valtteri Bottas y se convertirá en el duodécimo canadiense en la historia de la Fórmula 1. Habrá cumplido así el sueño que gestó su padre Lawrence desde el primer instante en que le tuvo entre sus brazos hace ahora 18 años. Una fábula que ha costado la friolera de 50 millones de euros.

La carrera de Lance ha discurrido en paralelo a la fortuna invertida por su padre para que el chico tuviese su oportunidad en la F1. No significa, sin embargo, que no haya hecho méritos deportivos para conseguir el preciado volante del Williams. Por el camino ganó en karting, F4, Toyota Series y F3. Pero también hay que decirlo, no estaría en la parrilla del Mundial de no ser porque su multimillonario papá decidió costearle los gastos hasta aquí.

Lawrence Stroll es un rostro habitual en el paddock y en las fiestas benéficas de la jet americana. Hace unos años, su pasión por las carreras era tan fuerte que incluso planeó con su amigo Bernie Ecclestone la posibilidad de comprar el equipo de Peter Sauber.

Poseedor de una inmensa fortuna, que la revista Forbes estima en 2.100 millones – el 15º hombre más rico de Canadá y el número 722º del ranking mundial-, el magnate Stroll heredó un lucrativo negocio familiar en la industria de la moda. El abuelo de Lance había empezado como distribuidor de Pierre Cardin y otras marcas de lujo en Quebec y su padre, Lawrence, lo convirtió en un auténtico imperio, distribuidor de firmas como Tommy Hilfiger, Polo Ralph Laurent o Michael Kors.

Al margen de los negocios, lo que más atrae a Lawrence Stroll es la velocidad. Tiene una de las más impresionantes colecciones particulares de Ferrari, llegando a crear su propio museo, además de un concesionario de la marca en Montreal. Entre las joyas de su garaje particular destacan un P4, un GTB y cuatro 275.

El vínculo con Ferrari fue más allá cuando consiguió que su hijo Lance entrara a formar parte de la Driver Academy de la Scuderia a los 11 años, cuando Massa y Fernando Alonso eran los pilotos titulares y con los que llegó a compartir tardes inolvidables en Maranello.

Stroll senior compró el circuito canadiense de Mont-Tremblant, en el que protagonizó una espectacular sesión fotográfica para el Magazine Ferrari, poniéndose al volante de algunos de sus históricos bólidos.  También acabó haciéndose con la propiedad de la escudería Prema de F3, con la que su hijo Lance ganó el título. Incluso ha pagado de su bolsillo un equipo de 20 mecánicos y 5 ingenieros para que el chaval completase este año un programa de test por medio mundo, rodando en Silverstone, Hungaroring, Red Bull Ring (Austria), Barcelona, Austin, Sochi y Abu Dhabi.

“El dinero no pilota, no da prestaciones, Lance ha demostrado de lo que es capaz y por eso está en nuestro equipo” afirma, contundente, Claire Williams, la nueva jefa de Lance y que, como él, llegó a la Fórmula 1 movida por el empeño de su padre, Sir Frank Williams.

“Mi familia tiene dinero, no voy a negarlo, pero he llegado a la F1 porque he ganado todos los campeonatos previos”, asegura Lance Stroll, un piloto que aspira a cambiar muy pronto el oro por los laureles.