¿Quién tiene miedo de la verdad?

¿POR QUÉ los candidatos a la presidencia del Barça proclaman que serán transparentes y cuando llegan al poder no cumplen la promesa? El 

Barça no es la CIA, pero los presidentes se empeñan en crear un clima de misterio cuando toca hablar, por ejemplo, de contratos con patrocinadores y jugadores. Todo parece secreto de estado.

La mejor prueba la tenemos en el dichoso contrato de Neymar que tanto bochorno nos ha provocado. Los seguidores estamos encantados con el fichaje, pero no queremos contratos que sean una “obra de ingeniería”. Queremos transparencia. Si nos hubieran dicho desde el primer día que Neymar costaba 80 o 90 millones de euros no hubiera pasado absolutamente nada. 

El Barça lleva años con una política comunicativa muy conservadora. En la época de Laporta se apostó por el silencio. Nadie explicaba nada. Fue tanto el hermetismo que el director de comunicación de Laporta tuvo que escribir un libro cuando fue cesado para que nos enteráramos de las cosas que habían sucedido.

Rosell ha tenido cuatro directores de comunicación. Increíble. Y a pesar de tantos cambios todavía hay temas confusos como la Grada Joven, la marcha de Guardiola y Abidal o los negocios de Rosell en Brasil. Y lo más grave: el presidente ha dimitido y los socios todavía esperamos una explicación convincente. Parece que esta dimisión sea una anécdota, un episodio sin importancia. Como el retorno de Afellay.

¿Cómo debe comunicar el Barça? Es más sencillo de lo que algunos creen. De manera permanente y con absoluta transparencia. Al margen de la Asamblea de Compromisarios, propongo dos canales: la web (un espacio que ahora solo es de imagen y promoción) y recuperar aquellas reuniones periódicas con los socios que Casaus impulsó a principios de los años 80 y a las que tuve el placer de asistir.

Con la verdad por delante (y los goles de Messi) seremos imparables.